Descenso brusco de las temperaturas

Así hemos abierto la semana. Diciendo adiós a un verano cálido, a un verano en el que puedo contar unos cuantos buenos momentos, y en el que he conseguido estar bastante estabilizada. Pero parece que toca aclimatarse a la nueva situación, a este descenso brusco de las temperaturas... y de momento no me hago, no me encuentro.

Creo que fue el domingo. Cuando ya las sandalias no abrigaban y los tirantes del vestido dejaban demasiado cuerpo al descubierto, y a mí se me escapaba la sonrisa por el desagüe. Y las conversaciones no llegaban, otra vez oídas desde la distancia, como pasadas por un tamiz. Desde entonces se ha vuelto a instalar dentro la parálisis de tantas veces, el no saber qué hacer para rellenar el tiempo, el vacío, la pesadez, la angustia, la dejadez.

Y, otra vez, andar, simplemente levantar los pies del suelo y dar unos cuantos pasos, se vuelve complicado y ralentizado. Como si la gravedad se hubiera multiplicado por sí misma, me encuentro pesada y desganada, me cuesta moverme, me cuesta un mundo entero, un universo, salir de la cama por la manyana para ir a trabajar. Una batalla diaria que hoy me ha ganado la partida, me he hecho un ovillo entre las sábanas y ni siquiera las fuerzas que me da mi chico han bastado para salir de ahí y afrontar el día.

Me da miedo, claro, que es una canción que ya he cantado muchas veces y sé cuáles son las siguientes notas: empiezas con este vacío dentro, con la desgana, teniendo que pelearte cada minuto, cada manyana; faltas algunos días y cada uno que sigue te resulta más difícil, no encuentras la manera de enfrentarte a tu vida cotidiana; pierdes las ganas, las fuerzas, las sonrisas; te empiezas a sentir fuera de las conversaciones, las relaciones; ganan enteros las frases que repiten que todo es una farsa, o que este mundo te es irremediablemente ajeno... y te pierdes.

Es curioso cómo conoces el proceso y sin embargo no siempre eres capaz de deternerlo. Pero quizá ahora, que estás al principio, todavía puedes dirigir tus pasos y esquivar el párrafo anterior. (Es)Forzándote a levantarte cada día, a ir a trabajar, a hacer cosas que te saquen de la rutina que supone el otonyo inminente.

Y si la temperatura sigue bajando, habrá que salir con cazadora de casa. Pero salir...