Luchas y crisis

Después de volver de las vacaciones en Atenas, tenía ganas de leer algo más sobre la Grecia clásica. Y como tenía danzando por casa el libro "Historia de los griegos", de Indro Montanelli -autor más conocido por su "Historia de Roma", y al que se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1996-, me puse con él. Nos lo había recomendado hace anyos un profesor del que guardo muy buen recuerdo, que entre otras asignaturas, nos daba Cultura Clásica; lo compré en su momento y lo aparqué, lo aparqué... y así hasta ahora.

No llevo todavía mucho leído, pero ya me está gustando. Publicado por primera vez a finales de la década de los cincuenta, no es nada academicista y sí muy ameno, cuenta la Historia a través de sus distintos personajes, humanizándoles y acercándote a su vida cotidiana a través de capítulos cortos. Interesante y curioso.

En las páginas que dedica a Heráclito, y hablando de su filosofía y su actitud ante la vida, viene un párrafo que quería traer al blog. Es éste:

Quien haya comprendido la necesidad de todas las oposiciones soportará el sufrimiento como inevitable alternativa del placer y perdonará al enemigo, reconociendo en éste al complemento de sí mismo. No podrá lamentarse de las luchas que habrá de sostener, porque es justamente la lucha el resorte de todos los cambios, o sea, la madre de la misma vida.

Me llamó la atención por la referencia a la lucha como motor necesario del cambio. Me recordó al post Crisis, del blog Heartland, que leí hace días, donde se recogían unos pensamientos, esta vez de Einstein, donde habla de las crisis diciendo lo siguiente:

La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar "superado". (leer más)

¿No es para pensar sobre ello? Esas luchas internas, esas crisis, esos bajones en los que todo es tiniebla, todo duele y hasta levantarnos se nos hace un mundo... vistos como posibilidades en vez de como amenazas. Como vía para coger impulso y saltar más alto de lo que hubiéramos llegado sin la crisis, sin el hundimiento previo. La lucha que, aunque nos desgaja, también nos hace movernos, nos ayuda a no permanecer inmóviles como piedras. Nos ayuda a cambiar, a reinventarnos, que decíamos el otro día. La lucha, la crisis entendida como aquello que propicia el cambio, algo que puede muy bien ser una oportunidad en vez de un golpe del que no poder levantarnos.

Y aunque yo peco de ombliguista en exceso y tiendo a interpretar muchas cosas siempre desde una clave personal y, si quieres, algo íntima (luchas internas, crisis personales), no se me escapa que también todo esto podría ser aplicable a otras crisis, esas que ocupan titulares en los periódicos y que, si fuésemos hábiles y no tuviéramos miedo a enfrentarnos al sistema económico que nos ha llevado a este punto, podría ser también una oportunidad de reinventarnos en otro sentido, de trazar las necesarias fronteras a un capitalismo cada vez más salvaje que ha acabado devorándose a sí mismo. Porque si nosotros, como individuos, podemos aprender a salir de las crisis reforzados, tal vez como colectivo, como sociedad, podríamos ser capaces de hacer lo mismo. Utópico quizá, pero la utopía también nos impulsa a caminar, no?