Uno de los últimos libros que he leído ha sido también una pequenya decepción, quizá porque tenía unas expectativas demasiado altas con él. Lo había cogido varias veces en la librería y al final no me lo había llevado conmigo (si me llevara todos los libros que me llaman la atención, no habría sitio en casa para poder entrar y mi economía rozaría la ruina). Pero mi chico, que me había visto cogerlo y dejarlo, cogerlo y dejarlo, cogerlo-lamentarme-dejarlo.... me lo regaló en mi pasado cumpleanyos.
Estoy hablando de un superventas francés, del que han llegado a hacer película y todo (que no he visto): "La elegancia del erizo". Según decía la contraportada, algo así como la historia de dos personas que no aparentan ser quienes son: una portera ilustrada que finge ser una mujer común y una ninya, vecina del edificio, que oculta una inteligencia extraordinaria.
Me llamaba la atención la relación que tendrían entre ellas, cómo se irían descubriendo y acercando, esa ternura que yo suponía sobrevolaría el libro. Pero, según iba leyéndolo, me resultaba dificilísimo empatizar con ninguna de las dos, veía cómo rozaban en demasiadas ocasiones la pedantería... y si no fuera por la entrada en acción de un nuevo personaje -el japonés-, que sí tiene más interés, el libro me hubiera acabado resultando bastante aburrido.
Quizá debería haberlo supuesto por algunas de las reacciones de críticos literarios, que también venían resenyadas en la portada. "Una oda a la belleza", "Su secreto es la elegancia", "La nostalgia atemporal de Marcel Proust"... Y yo, aunque a nostalgia no me gane nadie, debo de ser más llana o más simple, y las odas a la belleza me suenan huecas por muy elegantes que sean.
Tampoco es que el libro no me haya gustado nada, no quiero que se me malinterprete. Pero los personajes principales me han resultado artificiales y lejanos, y eso ha hecho que no pudiera disfrutarlo como otros.
Y sin embargo, he encontrado algún párrafo que sí que me ha llegado. Cuando habla de la contraposición entre la desesperación y la belleza, por ejemplo:
Estos párrafos me han llegado especialmente, seguramente porque hablan de una dualidad que muchas veces he hecho mía. La autora habla de belleza/muerte, movimiento/desaparición, desaparición/belleza, cerrando el círculo. Yo me he sentido dividida mil veces entre vida y muerte, luz y oscuridad, lo sano y lo enfermo que hay en mí. Y tiene razón, quizá estar Vivo, con mayúscula, es disfrutar de los pequenyos instantes que te cruzas y que valen la pena, agarrándolos con fuerza aunque siempre acaben por encontrar el camino para marcharse, disfrutarlos mientras estén con nosotros y buscar otros cuando se vayan.
Y, a riesgo de que el post sea tan largo que sólo lo lea yo ;-) traigo un último trocito del libro (si al final me habrá gustado y todo!):
Reconstruirse como clave, reencontrarse como misión. Porque tantas veces nos rompemos y hay que volver a hacer el puzzle, tantas veces nos perdemos y tenemos que buscarnos de nuevo, quizá un poco distintos, más duros, o menos ilusos, pero un Yo que nos sirva para dar algunos pasos más, para seguir andando, un poco y otro poco y aún otro poco más.
Bueno, como se ve, también este libro me ha regalado algunas reflexiones que me han gustado, algunos momentos que me han llegado y que me guardo, aunque esperara más de él y se haya quedado un poco a medio camino.
Os dejo también el enlace a una crítica de El Replicante, que dejó no hace mucho en su blog, y con el que comparto y no algunas opiniones :-)
[Esta vez no sé dónde se ubica la estatua de la imagen que encabeza este post. Si alguien lo sabe, ¡sería genial que me lo dijera!]
Estoy hablando de un superventas francés, del que han llegado a hacer película y todo (que no he visto): "La elegancia del erizo". Según decía la contraportada, algo así como la historia de dos personas que no aparentan ser quienes son: una portera ilustrada que finge ser una mujer común y una ninya, vecina del edificio, que oculta una inteligencia extraordinaria.
Me llamaba la atención la relación que tendrían entre ellas, cómo se irían descubriendo y acercando, esa ternura que yo suponía sobrevolaría el libro. Pero, según iba leyéndolo, me resultaba dificilísimo empatizar con ninguna de las dos, veía cómo rozaban en demasiadas ocasiones la pedantería... y si no fuera por la entrada en acción de un nuevo personaje -el japonés-, que sí tiene más interés, el libro me hubiera acabado resultando bastante aburrido.
Quizá debería haberlo supuesto por algunas de las reacciones de críticos literarios, que también venían resenyadas en la portada. "Una oda a la belleza", "Su secreto es la elegancia", "La nostalgia atemporal de Marcel Proust"... Y yo, aunque a nostalgia no me gane nadie, debo de ser más llana o más simple, y las odas a la belleza me suenan huecas por muy elegantes que sean.
Tampoco es que el libro no me haya gustado nada, no quiero que se me malinterprete. Pero los personajes principales me han resultado artificiales y lejanos, y eso ha hecho que no pudiera disfrutarlo como otros.
Y sin embargo, he encontrado algún párrafo que sí que me ha llegado. Cuando habla de la contraposición entre la desesperación y la belleza, por ejemplo:
¿Quiere esto decir que así es como uno tiene que vivir su vida? ¿Siempre en equilibrio entre la belleza y la muerte, el movimiento y la desaparición? Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren.
Quizá sea eso la vida: mucha desesperación pero también algunos momentos de belleza donde el tiempo ya no es igual.
Estos párrafos me han llegado especialmente, seguramente porque hablan de una dualidad que muchas veces he hecho mía. La autora habla de belleza/muerte, movimiento/desaparición, desaparición/belleza, cerrando el círculo. Yo me he sentido dividida mil veces entre vida y muerte, luz y oscuridad, lo sano y lo enfermo que hay en mí. Y tiene razón, quizá estar Vivo, con mayúscula, es disfrutar de los pequenyos instantes que te cruzas y que valen la pena, agarrándolos con fuerza aunque siempre acaben por encontrar el camino para marcharse, disfrutarlos mientras estén con nosotros y buscar otros cuando se vayan.
Y, a riesgo de que el post sea tan largo que sólo lo lea yo ;-) traigo un último trocito del libro (si al final me habrá gustado y todo!):
Así vive su vida un hombre en nuestro universo: tiene que reconstruir sin cesar su identidad de adulto, ese ensamblaje inestable y efímero, tan frágil.
Reconstruirse como clave, reencontrarse como misión. Porque tantas veces nos rompemos y hay que volver a hacer el puzzle, tantas veces nos perdemos y tenemos que buscarnos de nuevo, quizá un poco distintos, más duros, o menos ilusos, pero un Yo que nos sirva para dar algunos pasos más, para seguir andando, un poco y otro poco y aún otro poco más.
Bueno, como se ve, también este libro me ha regalado algunas reflexiones que me han gustado, algunos momentos que me han llegado y que me guardo, aunque esperara más de él y se haya quedado un poco a medio camino.
Os dejo también el enlace a una crítica de El Replicante, que dejó no hace mucho en su blog, y con el que comparto y no algunas opiniones :-)
[Esta vez no sé dónde se ubica la estatua de la imagen que encabeza este post. Si alguien lo sabe, ¡sería genial que me lo dijera!]
Yo he hecho lo mismo con ese libro. Lo cojo y lo acabo soltando. La portada no me llena nada. Leí encantada un par de tus recomendaciones de libros, así que esperaré a que alguien lo tenga, para leerlo. Me alegra que actualices con más frecuencia. Besos.
ResponderEliminarAi la esperaaa, que mala es...
ResponderEliminarescuché una crítica de este libro en un programa culturetilla de la tele, supongo que en la 2, y me llamó la atención la relación señora mayor y niña, pero lo que más fue que la señora portera fuera una ilustrada.
En la sociedad del aparentar creo que hay un sinfín de seres extraordinarios ocultos en trabajos "simples", porque hay también hay belleza.
El libro no alcanzaría tus espectativas pero vaya post que ta quedao.
Me alegra que vuelvas con fuerza.
Concordo que los momentos hay que vivirlos, pero creo que sin atraparlos, la energía de cerrar el puño mejor emplearla en abrir los ojos y empaparse de la experiencia.
Un abrazo Suso
Me gustó mucho, mucho más "Los ojos amarillos de los cocodrilos" de Pancol... Y por supuesto me gusta seguir tus críticas y anotarme en la agenda los libros que te gustaron y yo aún no leí.
ResponderEliminarUna sonrisa.
Me lo leí cuando aún no había ni película. Pasó desapercibido para mí, sólo me acuerdo de él porque me impactó el final y algo más que no cuento por si alguien no lo ha leído.
ResponderEliminarAl igual que tú, es un libro que tuve en las manos cuarenta veces y otras cuarenta volví a dejarlo en su sitio. No acababa de convencerme el argumento y mucho menos la portada, que aunque no sea algo significativo, cuando estoy dudosa puede hacer que la balanza se incline. Me lo recomendó mi suegra encarecidamente, pero creo que no lo leeré.
ResponderEliminarMe gusta el tercer párrafo que transcribes. El de reconstruír nuestra identidad, descubrir cada día algo nuevo acerca de nosotros y acoplarlo a ese ensamblaje que se hace cada día más robusto dentro de su fragilidad. Como tú dices, más maduros, menos ilusos. Menos frágiles en definitiva. Sabiendo desechar las piezas de nuestro Yo que ya no encajan. Lo peor es que hay veces que esas piezas que decidimos descartar dejan huecos irremplazables dejando al descubierto nuestra maravillosa imperfección. Nuestra lucha constante.
La eterna lucha entre Eros y Tanatos. Cambio vs desaparición.
Belleza vs muerte. Y sin embargo siempre de la mano.
Un beso.
Compañera Gacela, no hace falta que linkes tu post en mi blog, yo también te leo, a aunque no me prodige en comentarios, y me constaba tu post sobre el libro ;). ¡Qué triste es la vida del bloguero que no comenta! xD
ResponderEliminarGracias por el enlace, te lo devuelvo en mi post
Suele pasar, no quiero sonar pesada o altanera, pero pasa mucho con los escritores para editoriales y no para lectores, pasa con Isabel Allende.. En fin, me ha pasado con un par de libros que me han decepcionado bastante, curiosamente todos han sido llamados bestsellers.. Me gusta tu blog y leí toda la entrada :) cariños.
ResponderEliminarPues a mí me encantó la elegancia del erizo. Y los haikus, especialmente.
ResponderEliminarA mí no me gustó nada, me pareció un libro de autoayuda disfrazado de novela. Además, me pareció bastante gracioso (por no decir penoso) que criticara el clasismo hacia los más humildes desde el propio clasismo de estos hacia los más ignorantes. Un libro para leer y olvidar.
ResponderEliminarSaludos.
Cuando leo y no encuentro algun personaje con el cual me sienta identificado me puede resultar aburrida la obra. En la mayoria de los libros siempre hay alguien con el cual puedo identificarme; quiza en tu lectura no hallaste esa figura, por eso no te pareció tan sensacional como pensabas.. Cariños¡¡
ResponderEliminarA mi también me gustó mucho, tal vez porque no puse ninguna expectativa en la obra, y porque creo que no es un libro para leerlo "centrado en ello", de hecho me lo leí junto con "el nombre del viento" (nada que ver con esta) pues toda la acción y aventura que no me transmitía esta me la transmitía la otra. Considero este, un libro para leer "de vez en cuando", casi casi como una tertulia en una tarde tranquila, sobretodo por su humor mordaz más que por su trasfondo de "pseudo-sicología" y porque al ser un "aficionado" a la filosofía, no se me escapaban algunos detalles que al lector común puede que le sean un poco evasivos y/o aburridos...
ResponderEliminarNo lo compré, me lo prestaron, mi amiga quiso ilustrarme el concepto mal entendido de humildad "profesional", un fraude de recomendación y de libro.
ResponderEliminarBueno... prefiero la peli Azul oscuro casi negro, 100%
Pero tengo que darte la razón, en la reflexión sobre reinventarse cuando nos rompemos, esa es la clave.
Y recordar que la felicidad no es el objetivo, es el camino.
ñ_ñ