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sábado, julio 14, 2012

El grito... mudo

Cuadro "El Grito", de Munch
Phil Resch se detuvo ante un óleo que observó con atención. El cuadro mostraba a un hombre calvo, asfixiado y con una cabeza con forma de pera invertida, con las manos en las orejas y la boca abierta en un vasto grito mudo. Las ondas retorcidas que emanaban del tormento de la criatura, el eco de su grito, reverberaban en el ambiente que le rodeaba. El hombre o la mujer, lo que quiera que fuese, se había circunscrito dentro de los límites impuestos por su propio aullido. Se había tapado los oídos para protegerse de su propio sonido. La criatura se hallaba de pie en un puente. No había nadie más cerca. Gritaba a solas, aislada por su propio clamor, o a pesar de él. 
(...)
- Creo que es así como debe sentirse un andy -opinó Phil Resch, que siguió con la mano los pliegues de las convulsiones, visibles en el cuadro, fruto del grito de aquel ser-.

Philip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?)

No sé si un androide (un andy, que lo llaman en el texto citado) se sentiría así. Yo sí me identifiqué tanto con la imagen que aquí se describe, el cuadro "El grito" de Munch, que la escogí como avatar. Taparse los oídos para protegerse de la propia voz, del propio grito de sufrimiento. Acostumbrarse a callar y a hacer sólo gritos mudos, por ser consciente de que si te dejaras chillar todo cuanto llevas dentro, harías estallar las finas copas de cristal que estuvieran cerca. Temblar sola antes de dejar fluir tanto dolor, tanta rabia. Asustada por la potencia del grito, prefieres gritar en silencio, para nadie, para nada. En el blog, por ejemplo.

Es curioso que incluso hoy siga habiendo veces en que visualizo esta imagen cuando me muerdo la lengua para no soltar alguna palabra hiriente que sé que mi interlocutor no merece. Porque ahora que estoy reaprendiendo a convivir con días malos que no significan caídas descontroladas, con momentos de irritabilidad que probablemente tengan más que ver con que me duele la cabeza o me va a venir la regla que con ninguna etiqueta patológica, o con simple mal humor ocasional... a veces, cuando no quiero dejar escapar un grito en el mundo real, grito en mi cabeza mientras veo la imagen del cuadro.

No sé si es senyal de que sigo sin sentirme del todo a gusto conmigo, que sigue en algún sitio el sentimiento de "si eres Tú sin reprimir tu parte sucia, oscura, se marcharán de tu lado". O quizá sólo es una costumbre asentada durante demasiado tiempo... que ahora me ayuda a (¿aparentar?) tener mejor carácter. No sé, pero sí sé que antes era una constante y ahora un flash que me visita en alguna ocasión suelta, y normalmente sin crearme esa angustia de soledad, de aislamiento, de miedo de mi propia voz.

Retazos de lo que fui, de lo que un poco sigo siendo... y que me encontré entre las páginas del clásico de Phiplip K. Dick que inspiró la película "Blade Runner" :-)

[Por si quieres ver cómo pasa el tiempo -y unas cosas pasan y otras quedan-, en noviembre de 2005 hablaba también sobre el significado que para mí tenía este cuadro: Tapándome los oídos]

4 comentarios:

  1. A mí me gustaría poder gritar a pleno pulmón, pero sin taparme los oídos, para poder tocar todos los sentimientos que conforman ese grito. Sin embargo, desde bien prqueña, aprendí a guardar sentimientos y acallar gritos.

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  2. La vida grita, incluso en silencio...Gacela la única persona que siempre estará ahí, que no se irá seas quien seas eres tú misma, y de momento, con días malos, y gritos en silencio, pero sin caidas al avismo.
    Un abrazo y suerte en el camino.

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  3. Gracias, encontré tu blog por casualidad buscando justamente el cuadro de Edvard Munch para verme reflejado en lo que estoy sintiendo hoy que escribí hace poco en mi blog.

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  4. Son las piezas de tu rompecabezas en constante movimiento ;)
    Hacía tiempo que no te leía y me alegra muchísimo encontrarme con esto.
    Un abrazo.

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