(Desbordando el pantalón) |
En estos meses desde el confinamiento, en mi vida se ha mezclado mayor sedentarismo; mayor estrés y ansiedad brutal con mucha necesidad de comer dulce y mierdas; y también volver a tener antipsicóticos pautados a diario, durmiendo más horas y volviéndome a cambiar cosas del metabolismo...
Con todo esto, en todos estos meses he ido cogiendo kilos y kilos. Ahora peso 10 kilos más que mi yo preCovid (y subiendo, no es que se haya estabilizado ahí el peso). Me pone triste. Y me sabe mal ponerme triste porque siento que no debería importarme así.
No sé qué ropa de mi armario me vale y qué ropa no. Mucha no me vale, claro. Me rozan los muslos entre sí al andar si llevo falda o vestido, y con mi piel problemática se me hacen heridas, habones y eccemas con nada de ese roce.
A veces me puedo mirar con mirada más amable y pienso que bueno, estoy "contundente" pero me veo bonita, contundente como pibón, tengo más tetas que nunca en mi vida y eso me gusta. Otros días pienso que decirme contundente es un eufemismo de gordaca y me siento triste con este cuerpo. Casi siempre me siento en un cuerpo extraño, sin saber cuál de todos estos cuerpos es el mío: necesitaría uno estable al que poder acostumbrarme y en el que poder reconocerme. A veces, poquitas, me siento enfadada no conmigo sino con el mundo y su mirada externa que interiorizamos, y me da rabia lo que culturalmente hemos construido como bonito y aceptable, y pienso que eso también lo podremos reconstruir y que ponerme un vestido que me es cómodo y en el que yo me veo bonita aunque efectivamente se me ajusta y marca la tripa y todas las demás curvas que "no deberían estar ahí"... eso sería un acto político como el que he pensado otras veces que era no ocultar la vulnerabilidad en casa e ir con ella a jornadas, espacios políticos o formativos, activistas, de ocio... Que con esto podría(mos -en el plural ya hay muchas compañeras que vienen haciendo un intenso camino de las que podemos aprender muchísimo sobre la lucha antigordófoba) hacer reivindicaciones políticas también, que la necesidad de estar de otras maneras en el mundo también abarca y se materializa en estar con y desde otros cuerpos/curvas/ropas.
PERO...
hace un rato me he vestido (no de forma especialmente política, he buscado algo que me valiera en el armario y ya está) y al sentarme se me ha rajado el pantalón porque en realidad también era demasiado pequeño para este cuerpo. Y el discurso feminista y político al que intento aferrarme no ha cambiado que me he sentido muy mal 😓
También se me mezcla las muchas veces que he pensado que este cuerpo-envoltorio era demasiado pequeño para contener mi rabia, mi dolor, mis gritos. ¿Cabrá más en este cuerpo más grande? El pantalón que se rompe para dejar salir la lorza, ¿es como cuando necesitaba herir mi cuerpo para dejar salir el dolor o la rabia?
Y con estas sensaciones, cómo no, también se me mezcla el reproche, el "eso no es importante", el "pues vaya gordófoba estás hecha, Gace", el "el feminismo lo llevas así así, ¿eh?" Sentirme mal por el peso y este cuerpo y sus y mis extrañezas hacia él; y sentirme mal porque eso me haga sentir mal. Estupenda serpiente que se me muerde la cola.
Sé que frente a otras dificultades, incluso solo las propias, esto es casi anecdótico o muy pequeño... Pero me hace sentir triste y me ocupa tiempo y energía mental, así que quería darle un espacio aquí en este hogar de palabras, darle un lugar también a estas sensaciones y contradicciones que guarda esta cabeza mía y este cuerpo cambiante que, me reconozca más o menos en él... es también mío 🤷♀️
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