[Un tiempo atrás, otro 29 de agosto, pero del año anterior, escribía sobre el cuerpo, extrañezas, disociaciones, psicofármacos, falsos binarismos y dicotomías. Y eran estas palabras -casi, casi- las que salieron y recupero hoy, tarde-tarde, tras tanto tiempo en que el dolor me ha hecho ir esquivando visitas al blog. Hasta hoy (no sé mañana, sé de hoy...]
La fantasía que me asalta a veces de "por favor, que se me quede un cuerpo, uno de todos estos que varían y me confunden, uno solo al que poder acostumbrarme", es eso, fantasía, deseo imposible.
Me sigue chocando sentirme tantas veces en un cuerpo ajeno. No saber bien cómo soy, no tener la menor idea al ver una prenda de si mi cuerpo cabrá dentro o le sobrará muchísimo. Transito también las dicotomías bonito/feo, grande/pequeño, gordo/flaco, curvas/picos, bienestar/incomodidad, control/ajenidad... pero muchas veces la clave es la apropiación o el sentir una otredad extraña al verme, moverme, vestirme.
Nunca me he hecho tantas autofotos (o vale, selfies) como estos meses. Nunca he sentido tan fuerte la necesidad de reconocerme, de ver ese cuerpo y hacerme consciente de que también es mío, que todos en los que habito lo son, aun diversos, grandes o pequeños. Cara pan y cara puntiaguda de bruja, tetazas que desbordan mis sujetadores y las chiquitas a las que no les pongo sujetador, el culo que veo grande y el que sentía que se había sentado encima de algo y era que se estaba clavando sus propios huesos.
Una de las muchas mierdas 💩 que hace la medicación psiquiátrica es trastocar por completo el metabolismo, el cuerpo por dentro, el apetito, la sensación de saciedad, la actividad que puedes o no hacer, las horas de sueño, la temperatura corporal. En estos años que hice primero un proceso de desmedicalizacion total, y en el que luego puse medicación temporal con la que facilitarme atravesar dos crisis importantes, mi cuerpo cambia más rápido de lo que sé acostumbrarme. Tras la primera desmedicalización perdí 13 kilos en los tres meses siguientes. Cuando tenía ingresos psiquiátricos, cogía al menos un kilo por semana encerrada sobremedicadisima. En la última crisis, en la que además añadí de nuevo antipsicoticos durante los meses de confinamiento, subí diez kilos. Hace unas semanas (un año y unas semanas en realidad, porque ya os dije que este texto llega tarde-tarde al blog) inicié de nuevo la bajada de medicación. ¿Qué hará mi cuerpo? Misterio, intriga, dolor de barriga.
Nunca me había hecho tantos selfies. Tampoco nunca me había disociado tantísimo como estas rachas.
Me busco en muchas fotos.
Me encuentro en algunas.
Estoy en todas.
Seguimos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario