De nuevo,
mi cabeza-queso-gruyere
llena de agujeros
hace de las suyas:
mi cabeza-queso-gruyere
llena de agujeros
hace de las suyas:
levanto dispuesta al domingo
y, MEEEEC, error,
el calendario dice miércoles.
¿Y estos días que me robaron?
¿Fueron angustias, cansancios, fueron vacíos o simplemente no estuve? ¿Tan lejos me voy de mí que nada recuerdo? ¿Tan lejos, que no estoy?
Busco en el móvil, en las fotos. Los gatos, nuestros gatos, los sofás, los memes. Mandalas, parques, altar por el día de muertos. Parecen cosas que alguien como yo podría haber hecho. Quizá las hice. Quizá soy yo.
Pero qué lejos de mí estoy entonces, si es a través de la memoria de mi móvil como puedo recordar algo de tres, cuatro, cinco días enteros.
No estoy mal,
no hay angustia
ni deseo de desaparecer.
Ese es mi "no estar mal" -con qué poco se conforma una
cuando el malestar arrastra, inunda
y me deja declarada zona catastrófica-.
No estoy mal, digo.
Pero tampoco estoy.
"Ni está ni se le espera", decían en casa hace mil años,
lo mismo hablando de la madurez del kiwi;
del que cambió chaqueta de pana por menuda chaqueta, jefe;
o de mi padre perennemente ausente.
Y ahora siento no estar,
no sentir de pedir perdón
que me sería muy propio también,
pero hoy digo sentir de saberme, de encontrarme en mí,
de "no me siento - no me escucho”
que no sé si es igual, como antes,
y podría aplicar aquella frase antigua.
No estoy. No estoy.
Ni estoy ni se me espera.
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#micerebrocomounquesogruyere
#recuerdos
#lagunasquesonoceanos
#blablablásdegacela
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