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domingo, noviembre 19, 2017

Esto NO es cuidar (III): Salud Mental crítica ma non troppo

(Yo y el mundo de la Salud Mental crítica-ma-non-troppo)

Paso tiempo relacionándome con profesionales de salud mental (no solo psiquiatras, sino profesionales de distintos campos que trabajan en atención a salud mental: psiquiatría, psicología, enfermería, trabajo social, educación social, orientación laboral...) en espacios que se dicen críticos, que intentan generar debate y una nueva forma de pensar y construir (en teoría conjuntamente) la salud mental.

Hay muchos espacios donde se piensa la salud mental, yo sólo me acerco a esos espacios que al menos se dicen críticos, por mis propios autocuidados y protección a mi salud mental. No es que piense que en los otros espacios, los que son abiertamente violentos, en los que abiertamente el posicionamiento es que no tengo voz como loca y no debo tenerla... no haya que estar porque para qué (eso sería otro debate). Es simplemente que por mis autocuidados, por mi reacción a tanta violencia expresa, no puedo (ni debo, ni quiero) acudir a esos otros espacios. Estoy presente solo, y con una decisión consciente y meditada, en lugares, talleres, colectivos, jornadas, formaciones... que se dicen críticos.

Y aun así... encuentro eso, el título del post: Salud Mental crítica ma non troppo. Salud Mental crítica pero con moderación, como el vino; construyamos juntos pero recordando nuestros lugares, tú ahí y yo aquí un poquito más arriba; Salud Mental Crítica pero no exageres, qué locura. Y mira, a veces puedo más o menos fácilmente, pienso que ya iremos socavando los cimientos y al final se caerá por su propio peso y por fuerza habrá que construir algo distinto; o pienso que menos da una piedra y que al menos esta gente es "menos mala" que otra que directamente no nos daría un micrófono para la quinta mesa del tercer día de sus muy críticas jornadas...

Pero otros días no. Otros días veo TANTA violencia también en estos espacios, veo gente poniéndose la medalla porque con estar aquí ya ha hecho todo el camino de autocuestionamiento que tenía pensado hacerse -que ha sido bastante escaso, visto su discurso-, y además espera que le des la enhorabuena porque oh, con más como tú sí que habría una atención en salud mental estupenda, ¿cómo quieres que hagamos tu estatua de homenaje, de mármol, oro, piedras preciosas...? Y no hay una autocrítica real, y lo que se hace mal es porque lo hace mal el vecino, otros recursos, otras categorías profesionales, y lo que hace mal él es porque el pobre está atado de pies y manos (que es hasta gracioso -NO- que ellos repitan lo muy atados que les tiene el mismo sistema que nos ata a nosotros, locos y locas, con correas de verdad, no metafóricas, a la cama. Nosotros podemos pasar noches atados literalmente a nuestra cama y enloquecer en esas noches de angustia más de lo que ya estuviéramos, pero los que no tienen capacidad de movimiento son los pobres sacrificados profesionales, drama y dolor).

Como en el otro post sobre "Esto NO es cuidar", que con el plan que llevamos igual acaba siendo una saga más larga que "La rueda del tiempo" (como aclaración para los frikis ma non troppo también, o no-frikis, es una saga de fantasía épica que constaba de 20 volúmenes, y su autor se murió tras escribir el 19, ops), voy a dejar también algún ejemplo de cuándo esa salud mental crítica de la que presumes, igual tan-tan crítica, no es; cuando ese proceso personal que estás haciendo de revisión igual mucho no ha empezado si solo te has amurallado de excusas (ay, que no tengo recursos; ay, que no somos suficientes; ay, que tengo alguien por encima que no me deja; ay, que no tengo margen de acción; ay ay AY, que igual es que no te da mucho la gana...).

Van unos cuantos:

- Cuando organizas unas muy estupendas jornadas críticas con cuatro mesas de debate distribuidas en varios días, y como eres super crítico, en la última de las cuatro has llamado a un colectivo de usuarios; y en la primera de las mesas otra usuaria agradece el gesto pero dice no entender bien que en esa misma mesa se lleve dos horas hablando sobre la experiencia del manicomio sin ninguna persona que haya vivido esa experiencia desde el ser paciente en uno... si tu respuesta ahí es que bueno, ya tenéis espacio en la última de las cuatro mesas, y que además, también tienes espacio en esta porque te están permitiendo coger el micro desde el público (¿dónde está su medalla por no arrebatarme el micro cuando me definí como loca al iniciar mi comentario, DÓNDE?), pues igual el tema de salud mental crítica se desinfla un poquito. Que guay tu crítica a la psiquiatría hegemónica, dices clavando en mi pupila tu pupila azul, pero psiquiatría hegemónica eres un poquito... tú. Ops.

- Cuando en otras jornadas que empiezas con un discurso crítico sobre una nueva mirada en la salud mental, construir junto a los usuarios de los servicios, agradeciendo que estén hoy unos entre el público (oh, habrá una loca también en la última ponencia, bravo) y sigues con el mismo discurso en el que presentas resistencias, resistencias, RESISTENCIAS... pues eso. Que seguramente has leído mucho en la carrera sobre cuando los pacientes nos resistimos al cambio, pero no somos los únicos que se están resistiendo, ¿no?

- En otras jornadas (igual voy a demasiadas, la verdad) que hablan de derechos vulnerados y deberes incumplidos, y juro que el título no lo elegí yo ni ningún loco, que lo pusieron otros profesionales solos, pedidles cuentas a ellos... pues si vas a esas jornadas y tu comentario ahí es que bueno, es verdad que hay un estigma sobre la enfermedad mental y su violencia, pero los apuñalamientos ahí están también y no perdamos eso de vista... pues bien. Me quedo bastante sin palabras, pero vale, bien. Como recordatorio, algún psiquiatra ha matado también a una mujer que se negó a acostarse con él, y nuestro discurso no suele ir por "los estrangulamientos por parte de profesionales de salud mental están ahí, OJO". En fin, malentendidos (dijo el asesino, según la noticia enlazada).

Y ahora traigo un puñado de ejemplos más, que estos son lo que me ha hecho dedicar hoy un rato largo a este post, porque la mayoría de estos son de este mismo fin de semana, en un espacio de aprendizaje en el que repiten que la atención a la salud mental tiene que cambiar, que las cosas se hacen mal (el "se" impersonal igual es bastante a propósito porque por lo visto las hacen mal siempre otros), que necesitamos una nueva mirada abierta y la voz del paciente aquí y allá. Pero las resistencias por supuesto se mantienen, que yo al final me pregunto si a algunos les dan un pin en sus curros si hacen el curso porque es obvio que no se creen lo que les están contando, lo que ellos mismos repiten. Y en serio, si creen que se lo creen y luego dicen esas cosas, pues yo ya no sé quién se disocia o tiene daños cognitivos y deterioro avanzado y neurotransmisores averiados, o a ver si va a ser más un problema de genitales de amianto o una cara dura de hormigón armado, que si no yo no me lo explico.

Muchacho muy mucho importante en implantar en España la reforma psiquiátrica que igual tanto-tanto, tampoco reformó... nos comenta unas cosillas:

- En los dispositivos abiertos residenciales de la red social de atención hace falta más personal sanitario, debería haber enfermeras y profesionales de salud allí. Cuando se le pregunta si hacen falta siendo abiertos y estando pensados supuestamente para promover autonomía, contesta que hombre, puede haber usuarios diabéticos o tener problemas de salud generales. A ver. Que si lo que estamos hablando es de que haya enfermeras en general en todos los servicios públicos por los que pase gente, bien, hay gente pidiendo enfermeras en los coles por ejemplo (con ese argumento también, habrá niños diabéticos o asmáticos o que se hagan una brecha). Pero no estás hablando de eso, tú no estás pidiendo enfermeras en colegios, en aeropuertos, en el centro cultural del barrio y aquí y allá, que las paredes del centro cultural hacen brechas también como te des por descuido; y los ataques al corazón o la bajada de azúcar no se quedan en la puerta del mercado del barrio, porque ahí no toca, y en cambio ops, en la minirresidencia de locos ya hacen su agosto y les dan a siete. No, tú igual hablas más de medicalizar y poner siete profesionales de salud mental en cada espacio en el que estemos los locos. Vale. Salud mental no-tan-crítica, ¿no?

- Hablas también de tu muy buen curro transformando la atención sanitaria que era muy mala antes de la reforma pero entre tú y grandes profesionales le disteis bastante la vuelta (¿igual os pasasteis unos grados?). Sobre unos usuarios que estaban peor y reingresaban y reingresaban y estabas ahí preocupados, el comentario es: "claro, ellos ya se conocían, se potenciaban entre ellos...". Una se queda pensando, ¿estará este hombre diciendo que sus pacientes locos potenciaban cada uno lo mejor que tenía el otro, se intentaban dar apoyo mutuo entre iguales, crearon vínculos afectivos...? Oh, no, parece más bien que se le escapa por los poros el viejo discurso de que los locos nos retroalimentamos unos a otros, nos dañamos, nos hacemos mal. El discurso (dañino) de siempre, vaya, el "no te hagas amiga de otras locas, que os haréis daño", solo que lo comenta el mismo que en su diapositiva 16 destaca lo importante del movimiento de usuarios en primera persona. No sé si se creerá mucho al movimiento de usuarios, que igual están ahí retroalimentándose en sus asambleas, "potenciándose" esas locuras. Salud mental crítica-pero-con-moderación.

- Hay dos comentarios que voy a citar juntos. Para poner en contexto, imaginemos cuando alguien comenta "yo no soy racista, pero..." y cómo suele ser buena anticipación para un comentario racista por parte de alguien que, ¡oh sorpresa!, ES racista. Los dos comentarios en cuestión que quiero traer son:

a) "Las unidades abiertas (él hablaba del concepto 'rejas simbólicas' pero entendí que se refería a esto) están bien PERO con personal suficiente para vigilar que la gente no se vaya" → vale, no quieres unidades abiertas, pero te sientes mejor si en vez de puertas acorazadas o barrotes, hay dos muchachos-armarios que hacen la función de las rejas. Pues oye, muchos seguratas entre semana tienen días libres porque ser "puerta" del Pachá es más de fin de semana, así que igual llegáis a un acuerdo. Eso sí, no comentes mucho que estás a favor de las unidades abiertas ;-) (Como añadido, acabó la frase con "...que la gente no se vaya y se suicide, o madres que tiran a sus hijos por la ventana". Esto es muy como lo que he citado antes, el que dice que el estigma de las agresiones existe, pero ojo que los apuñalamientos están ahí, y por lo visto, los familiares siendo arrojados por la ventana, también).

b) "...como las contenciones mecánicas, que es una barbaridad, PERO muchas veces hay que hacer contenciones manuales físicas". Vale. Tú no eres racista PERO, y las contenciones son una barbaridad PERO. Ok.


Va otro puñado, estas ya se dieron por parte de diversas personas en ese mismo espacio formativo donde pensar en común como hacer las cosas distintas. (¿O donde pensar los de siempre cómo hacer las mismas cosas de siempre, pero sintiéndose mejor porque hicieron este curso? ¡A ver si no nos potenciamos y retroalimentamos en el mal sentido solo los locos, ay!)

Cuando llevan un buen rato dando vueltas sobre que el trabajo (cualquier trabajo, aunque en realidad se refieren a cualquier empleo, trabajo remunerado, claro) es positivo, además hablando de no sé muy bien qué estudio que relaciona tener trabajo, cualquiera y en cualquier condición, con mayor longevidad (la propia diapositiva hablaba de "satisfacción en el trabajo" y no del mero tener trabajo, pero cuando lo señalo me dice que la diapositiva está mal porque en efecto es cualquier trabajo... Yo intento introducir la idea de que a mí me parece un discurso dañino el de que lo único que te vertebra como persona es el trabajo, que solo a partir de ahí se hacen aportaciones a la comunidad y uno encuentra su valor y se integra en la comunidad; y que, de hecho, seguir manteniendo ese discurso también desde los servicios de integración laboral hace que la gente intente aguantar en trabajos de mierda que le están jodiendo por dentro y se rompa más. Que NO cualquier trabajo te ayuda en tu salud, muchos se la pueden cargar; y habrá que distinguir unos de otros y no forzarnos (con ese discurso dañino) a mantenernos en esos segundos (¡por nuestra salud!) cuando nos la roban. Apostar por incluir  en el sistema rentas básicas que nos den a todos un mínimo de seguridad económica; apostar por reconocer que otras aportaciones a la comunidad son valiosas y a través de ellas podemos sentirnos útiles y vertebrar también nuestras vidas (aunque no tengan una nómina asociada a final de mes). Se me contestan un puñado de cosas entre varias personas, todas profesionales, docente del espacio formativo crítico incluido):

- Muchas frases que me responden empiezan con "si no quieres trabajar", así que igual es que no se me entendió bien, porque yo no dije que no quisiera trabajar, sino que no quiero trabajar en trabajos que me jodan la vida. Que cuando volví a explicar esto se me dijo que no todo el mundo tiene la suerte de currar en algo que le guste o motive (quizá ellos sí, pero entiendo que creen que los locos tampoco vamos a aspirar a tanto), pero es que además yo tampoco hablaba de solo querer estar en el trabajo de nuestras vidas, sino poder no estar en el trabajo de nuestra muerte. A lo mejor también era aspirar a mucho...
- Que los niños, parados, jubilados y enfermos no son agentes sociales por no trabajar, si eliges no trabajar te estás quedando en los márgenes, abrazando la exclusión (esta es graciosa porque juraría que el que me la dijo está jubilado e igual él sí es agente social a pesar de su jubilación, que esta clase no la dio en el parque mientras echaba pan a las palomas, ni tampoco delante de la valla de la obra de su calle... pero por lo visto otros no lo somos. También me flipa que ante la teoría de que quien no trabaja no es agente social la reflexión no vaya por "¿qué hacer para incluir a esta gente como agentes sociales de la sociedad en la que viven?" sino un "¡trabajad, malditos!").
- Quienes no trabajais no tenéis poder porque el poder de parar el país solo lo tienen los obreros en las huelgas. En efecto, ni este hombre ni la clase conocen el tema de la huelga de cuidados y el hombre champiñón de los que se habla en economía feminista, y no se lo voy a explicar yo ahora comentando que habría otras maneras de parar el país, pero... ¿habrá salido a la calle desde la Revolución de octubre del 17? Porque yo también defiendo la lucha obrera, pero creo que la última huelga general que paralizó el país fue en el 88, (la mayoría de las alumnas de ayer o no habían nacido o no eran mayores de edad) y desde entonces ha habido bastantes putadas que no han detenido los trabajadores pese a su enorme poder de parar el país que por lo visto ellos tienen y yo no.
- Quienes no trabajais no tenéis poder porque no poseéis los medios de producción. Aham. Igual tener los bolis y los folios que hay en su oficina no es mucho tener los medios de producción, porque esos los tiene el patrón y no la chica que me hizo el comentario (que a lo mejor tiene un imperio empresarial en su haber que ríete de Amancio y yo me estoy colando, perooooo...).
- Si dependes de una renta básica o una pensión estatal tienes una sensación de dependencia enorme y ante un cambio de gobierno te quedas sin nada. Esta también es graciosa porque la dice la misma persona que se escuda en que no puede atender de otra manera a sus usuarios porque como ponga problemas en su empresa le echan y necesita ese sueldo. O sea, que él dice no poder elegir no dañar a la gente con la que curra porque le echarían a los diez minutos, pero la que no tiene autonomía en su vida porque cobra del Estado soy yo. Claro, claro.
- A la gente no le importa que el curro le joda la vida si lo necesita para alimentar a su familia. Vale. Pero si el curro te jode la vida y acabas despeñándote por algún abismo que te pille cerca, no les alimentas más; si te ingresan, igual tampoco cuidas mucho de tus docenas de hijos hambrientos; si estás en los curros precarios que nos consiguen (o en esos Centros Especiales de Empleo en los que la patronal -de los propios CEE- bien que se ocupó de tener un convenio propio simplemente por ser Centro Especial de Empleo, que habitualmente empeora las condiciones del sector al que el CEE pertenezca y que se habían conseguido con esa lucha obrera que es muy importantes a ratos, pero para esto la dejamos a un lado) con esos ¿500-600-700? euros que te paguen tus hijos tampoco van a comer hasta fin de mes; y de todas formas... a lo mejor también vivís en el mundo real y los usuarios de esos recursos no tienen docenas de hijos, incluso ¿ninguno?, porque lleváis grabándonos a fuego que no los tengamos, que heredarán nuestros trastornos, que los cuidaremos mal, que menudo lío cuando ingresemos, que cómo vamos a dejar la medicación para tener un embarazo, crisis asegurada...
- "Yo no voy a poner bombas ahora", comentario ante el mío de que es que hay que cambiar también algunos discursos dañinos y realidades sociales. Bueno. Quizá hay maneras de cambiar algunas cosas sin poner bombas, quizá no es asumible pretender cambiar la atención en salud mental sin querer tocar un pelo de ningún discurso dañino ni ninguna realidad social que alimentan el modelo actual. Quizá también (menos quizá y más certeza, la verdad) hay gente que dice querer cambiar la atención en salud mental, y miente (no sé si también a sí mismo o solo de cara a los demás).
- "Yo no digo nada, que tengo miedo", esta la dice una compañera cuando otra le pregunta por su opinión al currar ella en temas de integración laboral. ¿El miedo me lo tiene a mí? ¿Mi tono no es suficientemente amable cuando hablo de prácticas abusivas en la atención en salud mental? ¿No soy pedagógica, cuidadosa, no sonrío suficiente? OK todo, pero estaría guay leer algo sobre tone policing o cómo silenciar la ira de las personas oprimidas, aunque no creo que sirviera para hacer mucha autocrítica.
- Esta está en la cabeza de la lista de éxitos: "¿No querías ser igual?". "¿Igual que quién?" pregunto (felicitándome por mi autocontrol, que el "¿Igual que TÚ? ¡NO, por favor!" también me rondó la cabeza). "Igual que TODO EL MUNDO"). Estooooo... yo no le voy a dar consejos pero si está a tiempo de que le devuelvan parte del importe del curso, podría intentarlo; o si se lo pueden devolver a su empresa si se lo han pagado ellos, pues a lo mejor pueden comprar más de esos bolis que darles a los trabajadores para que crean poseer los medios de producción. Porque si a la octava clase, que han repetido bastante por activa y por pasiva el tema de la importancia de la subjetividad, de no igualar a las personas en un grupo pretendidamente homogéneo, que cada uno es de una manera con sus propias necesidades y deseos y biografías y tal... para este hombre sigue habiendo un TODO EL MUNDO que es de una manera, igual entre sí (y no nos engañemos, porque si apostamos a que tras ese "igual" quería decir "normal", ganamos la apuesta fijo), y los que elegimos quedarnos al margen ("abrazando la exclusión social" decía otro antes, no?) que somos de otra manera... pues está entrándole por un oído el discurso colectivo y por otro le está saliendo. Pero vamos, no, que no creo que haya un "todo el mundo" igual, y desde luego, si lo hay, no, no querría formar parte de algo así. Querría ser Yo.
- La última. Al final de la clase casi, hablamos de un supuesto metafórico: Hay un río del que no ves el principio, con bastante corriente, y sois un equipo de socorristas. Os está llegando gente a la que trae la corriente del río, gente que se está ahogando, y estáis sacándoles, salvando un ahogado, dos ahogados, tres ahogados… ¡llegan muchos! Pensáis, ¿pero por qué hay tanta gente que se cae al río? Y hay diversas opiniones: quizá sus propios errores y torpezas les hacen caerse al río, quizá se caen por mala suerte, a lo mejor se caen por intervención divina, a lo mejor hay algo o alguien que les está empujando… Teníamos que hablar un poquito sobre esto, una compañera comentó que igual uno de los socorristas podía dejar de socorrer y subir arriba al cauce del río a ver qué estaba pasando. Yo dije algo que me parece muy obvio, que es que igual se puede preguntar al muchacho al que salvas de ahogarse, en la orilla, que qué le ha pasado, si se ha caído, le ha empujado alguien, o qué (¿es TAN descabellado?). Y aunque una compañera aquí dijo “ah, qué bueno, claro”, otra respuesta fue “¿y qué, vas a dejar que otros se ahoguen mientras charlas con él?”. Que no entiendo por qué este comentario no fue el mismo con la compañera que plantea subir arriba del cauce, que igual lleva más tiempo, pero de todas formas: YA estamos muriendo, en la metáfora del río y en la realidad. En Coruña murió una paciente psiquiátrica mientras estaba atada con correas este febrero; otra chica, Andreas, de 26 años, murió también atada en Oviedo el pasado abril. Hay estudios demostrando que la toma prolongada de antipsicóticos reduce nuestra esperanza de vida hasta en 25 años de media. Ya estamos muriendo… y los muertos los estamos poniendo nosotros, así que somos muy conscientes de ello.



En fin. Aún habría más cosas que podría destacar, pero creo que hasta aquí ya me ha servido. Porque este post no es para echar mierda, la verdad, este post es porque en mi autocrítica, yo sí sé que esta rabia que siento no siempre hace más fácil la comunicación, claro, a veces la dificulta; y mi idea en este curso, sabiendo que me pondría en ciertas dificultades (no sé si imaginaba que así, pero que existirían algunas lo daba por hecho) sí era intentar aportar de forma constructiva en un espacio de pensamiento compartido. Y lo sigue siendo, si puedo, si me baja este nudo en el estómago y este fuego en la palabra. Y sé qué cosas me vienen bien, así que las hago, y cuando escribo aquí en este espacio que me es propio y no difundo aquí y allá por tierra, mar y aire, pues la rabia se queda un poco en la pantalla (un poco, como ya dije, otra poco la necesito para mí porque mi sumisión anterior me venía bastante peor aunque los profesionales la apreciaran más), y los pensamientos de "pero qué cojones?", o el “me cago en Dios” persistente en mi cabeza que me recuerda tanto a mi abuelo, se quedan también algo más quietos atrapados en la pantalla, y sus frases de mierda dañinas como esos "¿no querías ser igual? / yo no digo nada, que tengo miedo" se quedarán también algo más quietas en la pantalla en vez de rebotando en mi cabeza. Y me sirve decir aquí las cosas que no soy capaz de decir fuera, porque igual que cuando Hanna en La vida secreta de las palabras teme ponerse a llorar porque como abra las compuertas igual se inunda todo; yo mido bien la cantidad de fuego que dejo que salga en público, que no soy fan de los incendios. A Hanna le dicen que si todo se inunda aprenderán a nadar, a mí nunca me han dicho ante mi miedo a dejar salir demasiado fuego que hay un parque de bomberos en la esquina de mi calle (aunque de hecho... lo hay).


[Como aclaración final y para vuestra tranquilidad, informo que a fecha de 19 de noviembre de 2017 y contra todo pronóstico, cuento en mi haber con un total de...

- Cero (0) profesionales de salud mental apuñalados (fuera o dentro de jornadas, congresos, consultas, hospitales, medios de transporte, etc).
- Cero (0) bombas puestas.
- Cero (0) personas arrojadas por ventanas (incluyendo todos los tamaños, edades y parentescos: bebés, adultos, hijos míos o de terceras personas...; incluyo también en el término "persona" a todos los profesionales que van por ahí emitiendo este tipo de opiniones recogidas en el post porque entiendo que persona es un concepto bastante amplio)

Aunque podríamos valorar si quizá la primera y segunda cifra han podido quedarse cortas teniendo en cuenta las realidades que enfrentamos cotidianamente, he meditado sobre el tema y confirmo que NO tengo intenciones de que aumente ninguna de las cifras próximamente. Por mi parte, podéis vivir sin miedo, profesionales de salud mental del mundo y más allá. Lo de dormir tranquilos, ya irá según vuestra conciencia, así que para la inmensa mayoría, tampoco habrá problema 😉]

Visión menos épica que la anterior de ese
"Yo y el mundo de la salud mental crítica ma non troppo"
(regalo si has sido capaz de leer hasta el final)

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