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lunes, noviembre 27, 2017

Jugando al periodismo años antes de NO llegar a serlo (II): Ante el auge del fascismo, cada mes es un noviembre antifascista

Sigo rebuscando en las entrañas de mi ordenador (que es como una de esas muñecas rusas, albergando discos duros antiguos y más antiguos dentro de él, que voy trasladando de ordenador a ordenador según van pasando los años y las placas base, o las baterías, o algún circuito dentro de la máquina cuyo nombre ignoro... dicen "hasta aquí"). Así que aquí va otro texto de otro noviembre como este, de no hace tanto tiempo. Retrocedemos (solo) hasta 2013.

[artículo publicado originalmente en la web de Periodismo Digno, hoy desaparecida, el 15/11/2013]

Ante el auge del fascismo, cada mes es un noviembre antifascista

Durante todo este mes de noviembre se celebran las Jornadas Antifascistas que organiza la Coordinadora Antifascista de Madrid en colaboración con otros colectivos y que tienen lugar en centros sociales okupados de la Comunidad de Madrid en el caso de las charlas, y también saliendo a la calle en forma de manifestaciones. Este es el caso de la protesta  que hubo en Canillejas el pasado día 9 (que cubrimos desde Periodismo Digno), o la que se repite cada 11 de noviembre en memoria de Carlos Javier Palomino Muñoz. Este joven antirracista y antifascista fue asesinado a los 16 años por un militar, Josué Estébanez, que se dirigía a una manifestación convocada por la organización de extrema derecha Democracia Nacional (y autorizada por Delegación de Gobierno) en el barrio de Usera.

Este 11 de noviembre en el que se cumplían seis años del asesinato, no ha sido una excepción, y de nuevo en la boca de Metro de Legazpi un nutrido grupo de antifascistas le homenajearon al grito de “¡Carlos, hermano, nosotros no olvidamos!” o “Carlos vive, la lucha sigue”. Compañeros de la Coordinadora Antifascista colocaron ramos de flores y una placa en la calle en la que recordaban que el mejor homenaje que podemos hacerle a Carlos es continuar por él la lucha.

De forma paralela a estos actos organizados por la Coordinadora Antifascista, en el CSOA La Morada de Chamberí, tuvo lugar el pasado viernes 8 de noviembre la cuarta sesión de sus jornadas-taller sobre política, que en esta ocasión trataba sobre el auge de los nuevos -y no tan nuevos- fascismos. La jornada-taller contó con las intervenciones de Miguel Urbán (redactor de la revista Viento Sur y militante de Izquierda Anticapitalista) y de Daniel, miembro del colectivo antifascista Distrito14 de Moratalaz. Ambos hablaron de qué es y no es el fascismo, de la peligrosa banalización de la palabra y la importancia de tener claro su concepto para poder distinguirlo y combatirlo mejor, y de cuál es la situación a la que nos enfrentamos en la actualidad.

Al empezar, se nombraron varias veces algunas de las características más relevantes del fascismo. Entre ellas, por ejemplo, cómo se erige en destructor del movimiento obrero organizado, por lo que cuando esta organización obrera resurge con fuerza, es fácil que en paralelo surjan grupos fascistas que aspiran a convertirse en organizaciones de masas con más poder que los primeros, y con capacidad de anular su acción. Muchas veces utilizan una retórica revolucionaria para ganarse a la gente, y en cierto modo es verdad que pretenden alcanzar su idea de “justicia social”, pero esta justicia social no implica darle la vuelta al sistema, ni acabar con las diferencias de clase entre la clase dominante y la clase trabajadora (no reconocen la lucha de clases), ni empoderar a las personas para dar paso a procesos de autogestión o de reapropiación de los medios de producción. Puede parecer que tienen un discurso anticapitalista (y así lo hacen los nuevos grupos neofascistas que empapelan muchas calles de Madrid con sus carteles propagandísticos), pero nunca van contra las bases del sistema, la propiedad privada o las diferencias entre las clases sociales.

En la jornada se hizo un recorrido resumido por la historia del fascismo europeo, desde la Alemania nazi, el fascismo italiano o nuestro propio franquismo -aunque respecto a éste no había acuerdo sobre si era un fascismo clásico o si el franquismo quedaría fuera de esa definición-. En cualquier caso, en nuestro país, con una Transición hecha de puntillas o con pies de plomo, no se llegaron a depurar las responsabilidades penales por los crímenes fascistas / franquistas, y mientras que la cúpula siguió estando en la política activa, en el Ejército o en las llamadas “fuerzas del orden”, muchos militantes se integraron en partidos políticos que llegarían a alcanzar millones de votos, como el Partido Popular que, sin ser un partido claramente fascista, sí ha acogido a muchos fascistas que quedaron “huérfanos” tras la muerte de Franco.  

También se analizó el momento actual, con la presencia en las instituciones de distintos países europeos de partidos de corte fascista cuando no directamente neonazi (El Frente Nacional de Le Pen en Francia, Amanecer Dorado en Grecia, Casa Pound en Italia y otros menos conocidos también funcionando en Hungría, Rumanía, Bulgaria o en países escandinavos, fuertemente marcados por la islamofobia).

En España el 18 de julio pasado se presentó la plataforma unitaria “España en Marcha”, integrada por La Falange, Nudo Patriota Español, Alianza Nacional, Movimiento Católico Español y Democracia Nacional. Todos ellos son partidos de ultraderecha o fascistas, y presuntos responsables del ataque que sufrieron quienes celebraban la Diada en Madrid, en la Delegación de la Generalitat de nuestra ciudad.

Otro partido que quizá camufla mejor sus actitudes fascistas es el MSR (Movimiento Social Republicano) que, al estilo de Amanecer Dorado en Grecia, ha organizado bancos de alimentos, de juguetes o de sangre sólo para españoles y con un marcado carácter asistencialista además de xenófobo. Su filial joven en la Universidad es la Liga Joven, que junto a Respuesta Estudiantil pretenden defender la Universidad pública sin renunciar a su pensamiento neofascista.

Finalmente se trató la respuesta antifascista que hay que dar ante este auge del fascismo que vivimos, y que puede (y debe) ser muy amplia: desde rechazarlo a nivel intelectual, organizando charlas donde se identifique el enemigo a combatir y se conciencie a la población, hasta la acción directa, copando las calles, practicando la autodefensa, manteniendo la presencia antifascista en cada barrio y eliminando la simbología fascista que veamos en ellos. Por su parte, Miguel Urbán destacó que ya hacer política es luchar contra ellos, ocupar los espacios que ellos ocuparían y crear nuestras propias alternativas, por ejemplo bancos de alimentos autogestionados donde los usuarios se empoderen y sean parte activa del proceso (y por supuesto, abiertos a todos, inmigrantes o no). También destacó cómo el 15M ha servido de cauce para canalizar la indignación de forma práctica y hacia la izquierda, perdiendo fuerza las posibilidades de que una crisis social y económica como la que vivimos fuera aprovechada por los movimientos fascistas para crecer y hacerse fuertes. 

Durante el debate posterior asistimos a interesantes exposiciones sobre las visiones personales del fascismo entre los asistentes, de nuevo una llamada a no banalizar la palabra para no perder de vista al verdadero enemigo y una frase de Miguel Urbán que merece la pena rescatar: “No podremos crear un movimiento antifascista español de masas hasta que no recuperemos nuestra memoria antifascista”, refiriéndose a la voz tantas veces silenciada de los que en nuestro país se alzaron contra el fascismo.

La próxima cita para demostrar que, en efecto, estamos unidos frente al fascismo y que esta vez de verdad “No Pasarán”, será el 23 de noviembre, fecha en la que desde la Coordinadora convocan a las 18:00 desde Atocha a Sol bajo el lema “Frente al fascismo y la represión, organización en los barrios”.

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