Otro de esos días arrasadores que se lo llevan todo por delante, lo poco o mucho que hubiera podido empezar a reconstruir para intentar anclarme a este mundo que me expulsa.
Lo que construyo, poco o mucho, mal que bien, me lleva días y días de esfuerzo gigante y agotador, días y días de sentirme Sísifo para llevar un poquito más allá la piedra que amenaza siempre con pasarle por encima.
En un solo día caigo y cae conmigo la piedra, y se suman alud, tsunami, tormenta de granizo, ejército de hunos que pisotean todo al pasar asegurándose de que no vuelva a crecer hierba. Ni desde luego, yo. No crezcas más, Gace, te lo estamos diciendo.
Hoy veo lúcida mi cuerpo, cabeza, mundo arrasado. Me sé terreno baldío, dolorosamente estéril. Tendría que empezar de nuevo a construir, de cero, quizá mañana o al otro o al otro. Tendría que buscar cómo hacerme menos batallosa mi cotidianidad. Tendría que inventar nuevos refugios. Tendría que pedir que pensemos juntas. Tendría que listar mis tendríaques.
Tendría que muchas cosas, si quiero poder anclarme a este mundo que me expulsa. Tendría que.
Tendría que.
¿Tendría que?
Tendría que.
O tal vez no. No más.
Ya. AY.
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