En mi entorno, la escalada de sufrimiento, dolor y violencias con las que convivimos está siendo terrible estas últimas semanas. Me pregunto cada día cómo estamos pudiendo sobrevivir los que aún lo hacemos y si sigue teniendo sentido esta pelea inacabable. Me pierdo en el daño y es tan injusto, tan duro, tan cruel...
¿El mundo habitable que queríamos construir era solo un delirio inalcanzable en el que ya ni nosotras mismas conseguimos creer?
¿Nuestro dolor es demasiado grande para ser expresado, para encontrar palabras que lo vistan, lo describan? ¿Es sin esas palabras que no puede ser escuchado ni acompañado, o es por cómo inunda el mismo dolor, que quien se acerca retrocede unos pasos por miedo a ahogarse también?
¿No hay, entonces, posibilidad de sostener esto en red? ¿Era también utopía? ¿Tan solos, solas, soles... estamos?
(...hay preguntas para las que no tengo respuesta, o desde luego no una que mitigue ese dolor que me atraviesa y horada de punta a punta. Por eso las dejo así, pregunta al aire, sin el daño aún más grande que constataría pretender responder).
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