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domingo, septiembre 01, 2024

Postales (VIII): Buenas compañías (casi todas fuera de foco)

Epi y Blas fueron importantes en mi infancia y reaparecieron en 2018 para rescatar las risas y el cariño que también nos ofreció ese arduo camino de sostener en comunidad meses de crisis suicida. 

Patete también salió de esos vínculos que forjamos/reforzamos en crisis. En los últimos años hemos descubierto que es genial para que las criaturas de mi red lo rechupeteen porque su diseño hace tope en sus pequeñas boquitas: si se meten la cabecita de Patete en la boca, choca y no pasa el cuerpo; si se meten el cuerpo hace tope también y no pasa la cabeza. Es un vínculo seguro que se ha venido de vacaciones como viene haciendo desde hace años. 

Muerte es (un Funko) importante para mí. Estamos inextricablemente unidas, y creo que cuanto más escucho esa hermandad que lleva conmigo desde mi niñez, desde ese linfoma que con tres años casi me llevó por delante pero luego fue susto y no muerte, más entiendo por qué está tan presente en mi vida. A veces ese tironear de mí es doloroso, otras engañoso porque su promesa de calma se presenta como única posibilidad y sé que he VIVIDO calma alguna vez, aquí, en la vida; la muerte no es su única casa. Otras veces es cariñosa y cuidadosa, me acompaña y acoge, me acuna, canta y me cuida. 

Mi chico buscó en su día debajo de las piedras para traerme este Funko de la Muerte de Gaiman (que descubrí en mi 16° cumpleaños, cuando alguien que hoy me odia me regaló el cómic El alto coste de la vida). Desde ese cómic y esa Muerte estoy algo menos sola. Que mi chico no necesitase negar mi vínculo con la Muerte y lo convirtiera en un regalo... por cosas así le quiero tanto, claro ❤️‍🔥

Últimamente pienso que si le doy más espacio a la Muerte en mi cotidianeidad viva, quizá ella necesite tironear menos para llevarme a su lejano barrio con dedicación exclusiva. Empieza a venir conmigo a librerías, clases, parques, mares que nos pillan lejos. Le presento a amigues de carne y hueso y también de plástico como ella. Estas vacaciones se nos sumó, hemos estado contentas y Muerte ha intimado tanto con Patete que hoy somos uno más en la familia muñequil*, la última incorporación aún sin nombre: Duckenstein? Huesitos? Esqueleduck? 🩻🦆💀Ahí seguimos debatiendo.

En fin. Resumen muy resumido
Nos fuimos de vacaciones.
Respiramos.
Volvimos. 
Hola, septiembre. No seas muy duro con nosotres, porfi.
¿Ains?

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Y el (*): la familia de carne y hueso siempre se nos ha resistido. La de origen en fin, adiós, ya no más, y la propia que hubiéramos querido crear nunca se ha podido materializar aunque durante unos días este verano nos ilusionó la posibilidad de que en la escapada a Asturias se nos hubieran sumado células extra que estuvieran haciendo mitosis y más mitosis dentro de mí, y de gameto a embrión y de ahí a feto y más allá. No pudo ser (una vez más) pero nos quedamos con las risas sobre hipotéticos Pelayos y Pelayas, con haberme dejado ilusionar (iLUISionar) porque posiblemente estos momentos son lo más cerca que nunca estaré de la maternidad biológica. En fin, nos tuvimos que quedar con la realidad áspera de que no era embarazo y posible maternidad futura sino... ¿vejez, madurez, cómosellamaesto?, seguramente los primeros indicios de la menopausia. Pero sobre todo nos quedamos con saber que de familias elegidas vamos bien servidas, y que este verano en algún momento nos preguntaron si teníamos hijos y nuestra respuesta natural fue "¿Además de D.? No" porque sin pretender ni mucho menos usurpar el lugar de nadie, es precioso tenerla en nuestras vidas (¡progenitores incluidos!) y participar como podemos sumar en su crianza. Creciendo con D. parece siempre más posible la vida y esa extraña convivencia Vida/Muerte que me habita...

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