viernes, noviembre 29, 2019

Tarde, tarde... (V): De terrorismos, límites y trampas que nos suben la tensión


[Este texto fue escrito (con variaciones chiquitas) hace ahora algo más de año y medio, en otro espacio, con otra fuerza. Encuentra un  huequito aquí todos estos meses tarde (tarde, tarde)... y, como ya he escrito antes por aquí en otras entradas que como esta, llegan tarde, tarde; eso pasa a veces también con nosotras mismas en otros espacios y en la vida misma: sentimos que ya no habrá sitio para nosotras pero nos sorprendemos tiempo después encontrando de nuevo el lugar allí mismo donde en un momento dado creímos no encajar. Tarde, tarde, pero a tiempo igualmente. Al fin y al cabo, los conceptos de pronto / tarde / a tiempo... son mucho más subjetivos y dependientes de nuestro estado de ánimo que lo que indican las manillas en los relojes. Aquí va el texto.]

¿Sabéis lo de ir acortando en los manuales diagnósticos los tiempos que presentas tristeza intensa tras un duelo, por ejemplo, para que se considere patológica y que deberías "ayudarte" con antidepresivos? Ya van por dos semanas...

¿O eso de ir bajando dónde están los límites para considerar cuándo somos hipertensos hasta que lo seamos el 85% de la población y prácticamente todos nos mediquemos con pretendidamente imprescindibles antihipertensivos?

Lo están haciendo también con los límites de qué considerar terrorismo, así que previsiblemente si no hacemos algo para impedirlo, pronto casi todos entraremos también en el concepto terrorista. Mi primera pareja allá por el año 1999 hubiera cumplido los criterios actuales para ir directo a la Audiencia Nazional. Suerte que era el 99 y como había terroristas de verdad a los que condenar, no hacía falta condenar a cualquiera por terrorismo con la excusa de un graffiti, un tweet, un maniquí, una canción. Igual escribir Audiencia Nazional tampoco se puede ya, que esto cada día es una novedad novedosa.

Si una fuera un poquito, una pizquita, un pelín malpensada, diría que quieren que pensemos varias veces ese "suerte que entonces había terroristas" y que de ahí alguien dé un saltito hasta "hombre, puestos a que me condenen por terrorismo por cualquier gilipollez, igual ya me monto un grupete y una estrategia que se dedique a esto más en serio".

Y no es que quiera dar ideas ni alentar a nadie a ningún delito, como mensaje a las FF.SS. varias y jueces que seguramente no me lean. No querría yo, no quiero, terroristas en este país. Pero tampoco quiero que se considere terrorismo cortar carreteras, ni escribir tweets ni rapear; no quiero que haya unas varas de medir tan distintas para unas y otras personas y una gente tenga vía libre para numerosas violencias como dejar durmiendo al raso a familias y familias; y otra gente por estornudar demasiado alto sea investigada no sea que haya terrorismo escondido en el resfriado.

Y aunque haya un salto grandote en gravedad, puestos a pedir deseos, preferiría también que no estuviéramos comprando todos antihipertensivos, medicinas varias contra el colesterol (donde también hubo una bajada del límite de lo "patológico" hace un tiempo) y antidepresivos y ansiolíticos como si no hubiera mañana, muchas veces más por ese cambio de criterios que por necesidad médica real (de esa que presumen que se basa en la evidencia, JA y JA).

AY TODO, COPÓN.

[La imagen que encabeza esta entrada es de Aitoff (Andrew Martin) del banco de imágenes gratuito en Pixabay.com]