De la rabia y otras ¿potencias? (Potencias, sí).
La rabia como talismán.
La rabia como motor de acción y transformación.
La rabia como defensa, advertencia, como autocuidado individual y colectivo.
La rabia como estrategia, como herramienta, como arma.
La rabia como, también, compañera no negada ni escondida en el rincón.
La rabia como potencia compartida.
La rabia como grito, como susurro, como conciencia y recordatorio de lo mucho por hacer aún.
La rabia como punto de encuentro.
La rabia como camino colectivo.
La rabia como el límite, tu "hasta aquí", mi "basta ya", nuestro "nunca más".
La rabia como amiga.
La rabia que me reconoce y en la que me reconozco, como espejo de mis fortalezas.
La rabia como señaladora de las violencias vividas.
La rabia como la recuperación del poder (la capacidad, las ganas, los días, la ilusión, la luz, la agencia, los sueños, la esperanza, la memoria, los futuros) que quisieron arrebatarnos.
La rabia como la parte de mí que es, que dejo ser, que está y que también construye conmigo, contigo y con nosotras, esos futuros habitables que necesitamos crear, hoy-ahora-YA (y ojalá ayer).
Etiquetas: ¡Grita!, Personal e intransferible
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