¿Por qué está(i)s a mi lado?
Viñeta de 72Kilos: "¿Por qué estás siempre a mi lado? Porque un día no estaremos" |
¿Por qué está(i)s a mi lado?
Esta pregunta (duda, cuestionamiento, juicio cruel hacia mí, crítica eterna, pregunta trampa de respuesta irresoluble) me acompaña en la cabeza desde la incomprensión inicial hasta una crueldad conmigo que no ejercería así contra nadie, nadie más... pero conmigo siempre tengo vía libre.
Es una pregunta que me acompaña de fondo prácticamente siempre, pero que llega a un primer plano súper autodestructivo, incapacitante y dañino siempre que las inseguridades se me hacen grandes desde la pena honda o la rabia necesaria.
¿Por qué están a mi lado? ¿Por qué podrían estarlo? ¿Qué sacan de ahí? ¿Cómo puede compensarles estar cerca? ¿Por qué se quedan? ¿Por qué no estoy sola? ¿Por qué no se van? ¿Hasta cuándo pueden quedarse, si no entiendo ninguna de las razones por las que están aquí?
Y no tengo nunca respuestas que me parezcan suficientemente válidas, suficientemente reales, suficientemente tangibles, palpables, argumentadas... respuestas que mi cabeza no pueda retorcer y volver de nuevo puñal en mi contra. No entiendo, no entiendo por qué estáis aquí quiénes estáis, cómo soportáis esto -esto soy yo, como en el chiste- si para vosotros no es obligatorio (yo huiría de mí una y cien veces, alguna de hecho he intentado huir, ya sabéis). No entiendo qué os hace quedaros conmigo o relativamente cerca, por qué no rompéis el vínculo, por qué me queréis (¿me queréis?), me aguantáis, (¿me aguantáis?), por qué me soportáis (¿me soportáis?) o qué os ata a mí si formalmente no estáis atados. ¿Es pena, tristeza, caridad, culpa, sentido de la responsabilidad? ¿Es que no sentís que podáis iros?
¿Hay alguien (¡alguien, ALGUIEN!) que esté aquí, cerquita de mí, en un vínculo tangible y palpable, que mantenga ese vínculo simplemente porque quiere, porque lo disfruta, porque le aporta, le gusta, le suma...? ¿Que está cerca simplemente porque -tachán- quiera estar?
No lo entiendo. No encuentro quién podría responder que sí a esto último. O de dónde vendría ese "sí, yo" (menos aún un "sí, nosotras"). Y mi cabeza entra en bucles con los que ideológicamente no estoy de acuerdo, en sumas y restas que yo expulso de lo vincular y afectivo porque no creo (estoy en contra, de hecho) que esos vínculos sean también monetizables, que las amistades y amores tengan que salirnos rentables, a cuenta, a ganar, a devolver como en Hacienda. Que ese "me compensa estar aquí" si acaso vendría dado por lo que te dice el corazón, por saber también irnos de donde nos dañen, pero no desde un balance meticuloso de pros y contras donde listamos los dolores y las risas, las palabras más altas que otras y los cuentos al dormir, las lágrimas y los descubrimientos que sin él quién sabe si habríamos hecho.
Y aun con esto, plenamente consciente de que yo no quiero vivir así los vínculos, que yo esos cálculos no los hago con nadie, que eso va en contra de lo que siento pero es que también de lo que defiendo, creo y construyo... Aun así la cabeza insiste: ¿por qué está(n) a tu lado? ¿qué se lleva(n) de esta relación? ¿qué saca(n) de aquí) ¿qué le(s) suma? ¿qué le(s) aporta? ¿cómo puede esto -y esto vuelvo a ser yo, como en el chiste- compensarle(s)?
No, no tengo respuesta. Y a la vez no os imaginais, cuánto, cuánto, CUÁNTO... necesito desesperadamente poder darme respuesta, respuestas, a esa pregunta. Porque como hormiguita incansable, invasiva, obsesiva, constante... manipula mis sensaciones, me martillea y horada feroz la esperanza desde dentro; me está drenando y robando mi energía y futuro, cada minuto de cada hora de cada día desde hace otra vez demasiados días, horas, minutos, segundos...
Tic tac
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(AY)
Etiquetas: Personal e intransferible, Redes+barrio+..., Y la que faltaba: la CULPA
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