miércoles, agosto 16, 2006

Realidades

La realidad es una mera ilusión, aunque se trata de una muy persistente.
(Albert Einstein)
Hace tiempo aprendí que no debo fiarme de mis impresiones acerca de lo que los demás piensan de mí. A veces veo enfados donde no los hay, o miradas danyinas que no pretendían serlo, o gestos de rechazo que sólo están en mi cabeza, o me siento el objeto de unas risas totalmente inocentes...

No es agradable, y no es un victimismo voluntario ni un ego demasiado grande. Racionalmente sé que es el típico producto de una inseguridad más grande que mi metro y medio de estatura, y por eso simplemente intento no hacer caso de mis percepciones, y esperar que si alguien tiene algo que decirme, lo haga. Y muchas veces funciona... pero a veces se me escapa.

Y entonces me siento muy chiquita, muy ninya, muy pequenya. Porque cada mirada parece afilada, y las risas a la espalda siempre las provoco yo y se clavan desgarrándome, y siento la lástima o el desprecio, reales o no. Y me recuerdo que no debo fiarme, que mi percepción demasiadas veces es enganyosa y no coincide con la realidad... pero no es fácil, porque al fin y al cabo, nuestra realidad está hecha de nuestras percepciones.

Como me conozco, intento pasar por el tamiz de la racionalidad lo que percibo, esas miradas esquivas o el tono siempre cortante e hiriente, las preguntas maliciosas al aire que siento que están destinadas a mí o las voces insidiosas que me quieren decir lo (mal) que otros están pensando de mí por lo que hago o digo.

Lo intento una y mil veces, controlar esa imaginación (o no, de nuevo) que echa a volar a la mínima y que acaba convenciéndome de que es tan real como un pellizco doloroso en el brazo, pero muchas veces me supera, y callo porque, como en las películas, cualquier cosa que dijera podría utilizarse en mi contra, o ser nuevo motivo de burla, insuficiente para defenderme de un ataque que quizás sea real, quizás no. Y acabo cerrando los ojos también, para no ver gestos que no sé interpretar, perdida temporalmente en la maranya de mi inseguridad. Y me taparía los oídos si tuviera más manos, para no tener que oír el tono áspero que se dirige a mí hundiéndome aún más en mi barro.

No oír, no ver, no hablar. Callada, ciega y sorda. Perdida en un mundo de Ilusiones Fuertes y Feroces que se han comido a la pequenya realidad para instaurar una Realidad que muerde.

No mires

No oigas

No hables

Sssssshhhhh

[La imagen que encabeza el post está sacada de la Galería de art.com. Puedes ir haciendo click AQUÍ.]

11 Susurros:

At 16 agosto, 2006 21:00, Blogger J. escribió...

El infierno de cada uno son los demás.
a mi me hace vivir más tranquilo y a gusto conmigo mismo.
LG

 
At 16 agosto, 2006 21:00, Blogger J. escribió...

El infierno de cada uno son los demás.
a mi me hace vivir más tranquilo y a gusto conmigo mismo.
LG

 
At 16 agosto, 2006 21:21, Blogger Bereni-C escribió...

Pues sí, es el pequeño infierno personal de muchos (lo he vivido, lo vivo, aunque con periodos de lucidez como el de ahora, afortunadamente).

Cuesta horrores, pero descubrí que muchos de esos pinchazos desaparecían si lograba hablar con la persona y preguntarle directamente. El 90% de las veces todo se debía a mi inseguridad e imaginación perversa.

Qué suerte los que no se plantean estas cosas. Siempre me han dado envidia...

 
At 16 agosto, 2006 23:54, Blogger Wendyqueridaluzdemivida escribió...

Yo creo que eso lo sufre la inmensa mayoría de la gente. A mi me pasa. A veces me siento tonta y pienso que la gente tiene la certeza de que soy tonta, y en realidad lo soy, pero no tanto como para que se me note.

La puñetera inseguridad.
Bueno, hay que aprender a vivir con ella.

 
At 17 agosto, 2006 08:52, Blogger iralow escribió...

Sonrisas para la niña linda, eso nos pasa a todos Gacela, hasta al más seguro de sí mismo, lo único que lo contrarresta(en mi caso), es que me dedico a pensar que igual que las malas lenguas (y miradas) me juzgan, también cada sonrisa, mirada dulce y comentario agradable trata sobre mi persona...mira a ver si te vale, no te sientes peor ni mejor, simplemente te sientes como quieres, y al fin y al cabo, eso es lo que importa, que seas tú independientemente de lo bien o mal que los demás piensen de uno. ¿No? Y cielo, cualquiera que te lea, creeme, no dudo que te mandará sus mejores sonrisas.

Besotes y gracias por pasarte por mi casa. La próxima avisa y te pongo unos dulces y ensayo sonrisas delante del espejo. :)

 
At 17 agosto, 2006 15:49, Blogger reve escribió...

Tu rpimer párrafo es la historia de mi vida. Encima lo piensas, y joder, anda que no tendrán cosas en que pensar los del grupito que hay más alante como para fijarse en ti, verdad? pero aún así vas tú y te cambias de acera para no pasar delante... ains...

 
At 17 agosto, 2006 16:23, Blogger Gus escribió...

Ya, si que nos pasa a todos, se sabe. Quien mas, quien menos, todo el mundo tiene sus motivos para sentirse inseguro.

El problema, es cuando esta situacion se lleva a limites insospechados... que le parecen absurdos incluso a uno mismo.. pero q aun sabiendolo absurdo, no deja de hacer daño. Verdad?

 
At 17 agosto, 2006 19:32, Blogger Juanjo escribió...

Cuando la realidad te muerda, pégale un bocado más fuerte, puede que sólo esté jugando contigo y de este modo, vea que algunos juegos son dañinos y no vuelva a hacerlo. Te respetará, y podrás convivir con ella.
Un beso.

 
At 18 agosto, 2006 11:27, Blogger dark escribió...

Todo lo que vemos, hacemos y sentimos es filtrable, moldeable, maleable, porque la realidad es subjetiva.

¿No son reales las personas que duermen bajo un puente porque no los vemos? de igual manera aquello que nos agobia o hace sentir mal puede desaparecer de nuestros pensamientos y dejar de ser "real".

La realidad es también el recuerdo de una sonrisa, de un beso, de un abrazo, de un "te quiero" y eso nadie puede quitartelo dulce ninya.

 
At 18 agosto, 2006 12:38, Blogger on escribió...

Y los demás piensan lo mismo de tí, porque eso es algo que nos ocurre a todos.

En cierto sentido es como la Guerra Fria: todos estamos en la misma situación de inseguridad, lo que provoca que paradójicamente desconfiemos unos de otros (lo cual verdaderamente nos da motivos para desconfiar).

Así que supongo que nos quedan dos opciones: la primera es el desarme, es la opción inteligente y creo que te pega.

La segunda es estar a la defensiva, como esos perros que enseñan los dientes cuando los van a acariciar.
Morder tú antes de que te muerda la realidad.
Suelo practicarla y no mola.

 
At 18 agosto, 2006 18:57, Blogger Vitore escribió...

Ahora tengo 50 anyos y me importa cada vez menos lo que piense o deje de pensar cierta "gente" de mí. Es más; me importa cada vez menos si mi percepción de lo que yo creo que piensan acerca de mí es "real" o no. Me interesan las personas inteligentes. La masa borreguil me aburre por lo que no tengo en cuenta sus supuestos pensamientos aborregados. ¡Disfruta y quierete!

 

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