viernes, septiembre 15, 2017

Esto NO es cuidar (I)

Extracto del relato: "Quería que nos conociésemos. Tenía que explicarle qué debía hacer y qué no debía hacer a lo largo de todos los días de su vida, y para ello solo contaba con todos los sábados de nuestra vida".

En uno de los relatos del libro "Vástagos", que acabo de terminar, esta frase se presenta dentro de una historia escrita toda en plan "mirad qué buen padre, cuánta ternura, qué de amor y cuidados", con cero crítica.

"Quería que nos conociésemos. Tenía que explicarle qué debía hacer y qué no debía hacer a lo largo de todos los días de su vida, y para ello solo contaba con todos los sábados de nuestra vida"

¿Cuánta gente acepta(mos) acríticamente que las personas que nos cuidan o aprecian asuman este papel? Nuestros padres, nuestras madres, nuestras parejas, nuestras psiquiatras, nuestras médicas, nuestras hijas...

"Es porque se preocupan", dice el discurso oficial. "Tú no puedes tomar las mejores decisiones" (por ser pequeña/menor, o por ser anciana, o por ser mujer, o por ser irresponsable, o por no tener conocimientos suficientes -ay, todos esos títulos que nunca colgarán de ninguna pared de ningún despacho-, o por estar mal de la cabeza -el "calla, loca", siempre acechando-, o por X), es el discurso oficial.

"Cuando seas madre lo entenderás", dice el discurso oficial. Horror.

Espero no entenderlo nunca. Espero que si adopto este discurso alguna vez con alguien (hijo, hija, pareja, madre, X... especialmente si es hacia cualquier persona sobre la que el sistema o las circunstancias me hayan situado en posición de poder), espero como digo que otro alguien, si es que la propia persona no fuera capaz de hacerlo en ese momento de su proceso, me ayude en ese momento a cuestionarme y revisarme la prepotencia y el autoritarismo que desprenden esas frases. 

No necesariamente sé lo que es mejor para ti porque no estoy en tu piel, no todos necesitamos ni nos ayudan ni nos sirven las mismas cosas. Podré hablarte desde mi experiencia -práctica y teórica si quiero y quieres-, porque quizá encuentres, o encontremos juntas si prefieres, cosas en ella que te sirvan.

No necesariamente sabes qué es lo mejor para mí porque no estás en mi piel, no todos necesitamos ni nos ayudan ni nos sirven las mismas cosas. Ofréceme hablar de tu experiencia práctica y si quieres, también teórica que puedas conocer -dentro o fuera de la Academia formal-, y ojalá encontremos, si te apetece acompañarme, cosas en esa experiencia que me sirvan.

Explicarme qué debo hacer y qué no debo hacer, cada día de mi larga o corta vida; seas mi madre, seas mi hermano, seas mi amiga, seas mi pareja, seas mi compañera en el Grupo de Apoyo Mutuo, seas un activista en salud mental con años de experiencia a tus espaldas, seas un político de primera línea o de retaguardia, seas mi (¿un?) cuñado, seas mi médica, seas mi enfermera, seas mi psiquiatra, seas mi abogado, seas mi educador; seas mi profesor, seas mi frutero; seas quien seas... Eso NO es cuidar.