miércoles, febrero 28, 2018

Los lugares que nos salvan de la mierda

Se me acumulan ideas que apunto, "esto tendría que escribirlo en el blog", pero prácticamente nunca tengo fuerzas para estar al ordenador, ni para ordenar la cabeza, ni para prácticamente nada que no sea dedicar esas fuerzas escasas a mi propia supervivencia, que como está costando lo suyo, se lleva toooodas las energías que consigo reunir. Por eso la lista de "posibles posts" crece en mi apartado para tal fin dentro del proyecto "Escribir" dentro de la aplicación Todoist de la que voy siempre comentando sus virtudes a pesar de que no recibo un duro a cambio (y quizá se la han instalado fácilmente media docena de personas desde que les he dicho que yo la uso y me ayuda).

Lo primero que pude sentarme a escribir desde que empecé a encontrarme MUCHO peor (hace ya tres meses, y ya el verano había sido de aúpa) fue algo en mi Facebook a raíz de leer que había surgido una ¿pequeña, gran? polémica con seguramente uno de mis lugares favoritos de Madrid, la librería Traficantes de Sueños, a quien Largarder Danciu (un activista sin techo que defiende -de una forma que supongo yo no elegiría- a las personas sin hogar), acusaba de haberle echado de la librería sin razón aparente. Lagarder escribió en sus redes el mensaje "La librería subvencionada por PODEMOS, Traficantes de Sueños, de Madrid, me echa de la librería donde he quedado con los lectores para firmar #LibroSinTecho. Voy a pedir a la editorial que retire los libros de esta librería que trafica votos. Sinvergüenzas."

Ante esto y la polémica, las gentes de Traficantes de Sueños escribieron también un comunicado aclaratorio breve en sus propias redes. Decían:

"Ante las falsas acusaciones vertidas en redes sociales informamos.

A este hombre, Lagarder Danciu, se le expulsó de la librería ayer por la tarde por haberse autoconvocado a una sesión de firmas en nuestro espacio; esto es, digo en redes sociales que voy a firmar en tal librería, me presento y con todo el desparpajo interrumpo a los y las lectoras, con fotografías incluidas (véase en su perfil la imagen con Cristina Fallarás). Esto sin haber hablado nada previamente con nosotras, intentando engañarnos al afirmar que "una compañera de la librería le había confirmado esta actividad", casualidades, ayer estaba el equipo al completo y nadie tenía noticia. Tras pedirle que se marchara, abandonó tranquilamente la librería y ya en la calle comenzó a vocear, gritar e insultarnos en un claro intento de provocar, ¿el qué? Nos hemos preguntado y le hemos preguntado, sin respuesta. En 20 años de proyecto es la primera vez que nos vemos en una situación similar, una mezcla de sorpresa, estupor y vergüenza ante la actitud de este hombre. 

Nosotrxs creemos en las personas, no en crear personajes. Gracias."

Y esto llevó a que yo decidiera (y consiguiera) sentarme y por primera vez, redactar más de tres frases seguidas. Y lo apunté entonces porque pensé que en algún momento futuro me gustaría traerlo al blog, como hago hoy. Lo que yo misma pude compartir, con un poco de dificultad en mi cabeza, en mis pensamientos, en mis dedos que cuando estoy así de regular, no es fácil que tecleen donde deben, fue esto:

En el caso de que leyerais en redes ayer algo sobre la “expulsión” de Lagarder de la librería Traficantes de Sueños, aquí tenéis las aclaraciones que hacen desde la librería (sin querer tampoco entrar en algunas descalificaciones en lo personal del nivel que leo en los comentarios que algunas personas dejan en el post).
En este espacio, esta librería, además de haber recibido un inmejorable trato en lo personal (y en lo lector 😉) siempre, he visto también cómo han (hemos) encontrado espacio siempre iniciativas políticas y culturales y sociales... TAN necesarias; cómo nos ha servido a tantas de punto de encuentro, de espacio formativo, de aprendizaje, de descubrimiento. Y cuando les he solicitado algo en lo personal o activista siempre han mostrado la mejor disposición. Fue de los primeros sitios, por ejemplo, donde hubo cero problema para dejarles puñados de manifiestos de Flipas GAM para que el colectivo se diera a conocer.
En fin. Si leísteis a Lagarder ayer, hoy podéis leer también al equipo de Traficantes. Y ya de paso podéis leernos a quienes sentimos que esa librería nos es refugio y nos da fuerza. Quienes cuando a veces, por sobrecarga de X (tareas de cuidados a terceros, curro, cabeza alborotada o activismos varios...) solo tenemos un huequito cada demasiado tiempo que podamos sentir que nos dedicamos a nosotras... quizá nos lo reservamos para ir a una charla en Traficantes, o para oír un audio que hayan subido gratis a su web (de charlas pero también de un puñado de cursos de pago independientemente del coste que tuvieran) o para leer contraportadas de libros durante 45 minutos mientras vamos respirando mejor y la angustia cede.
Aunque sea por estadística supongo que no soy la única que tendrá sensaciones así. No sé. No es mi mejor racha, pienso raro dicen (¿digo?) e igual solo yo le encuentro sentido a esto. Pero también es la primera vez que puedo hilar tantas palabras seguidas desde hace creo que diez días (eso es MUY difícil de llevar para mí, no poder leer bien ni poder escribir prácticamente porque la cabeza está en racha oscura) y mira, también es un logro personal pequeñito y grande a la vez que justo esta noche tiene que ver con Trafis. y solo quería decir que... aquí queda.

No es un gran texto ni mucho menos, pero fue mi manera de que en pleno diciembre, cuando la cabeza llevaba solo unas semanas desatada y perdida, pudiera encontrarla un ratito. Y de alguna manera, cómo me lo he contado es que esta librería-refugio, que para mí es esto, un lugar de los que nos salvan de la mierda, también me ayudó a ese reencuentro conmigo misma un ratito de diciembre. Y me lo quería traer aquí porque pensar esto me da calor cuando el frío dentro y a la vez las sacudidas amenazan con partir en dos el bloque de hielo rígido-rígido que hay en mi pecho. Con partirme en dos a mí entera.

Pero sigo de una pieza, la verdad. Fuera creíble o no en diciembre, en enero, en todo este mes de febrero que acaba ya.

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