Ahora que no me oyes...
"Mi demonio se llama indecisión", escribiste hace tiempo. Algo que sé, y que sufro. Y desgarra y agota. Me hago chiquita mientras tú te empenyas en jugar al escondite, al ahorasí-ahoranó. Cucú-trastrás eterno.
No voy a hablar de todas las idas y venidas del pasado anyo, las senyales de prohibido y el acercamiento paulatino para volver a poner las senyales. Me centro sólo en los últimos meses, si quieres. Cuando llamaste para darme permiso de nuevo para acercarme, te arrepentiste a las dos semanas, y volviste a clavar los barrotes de la jaula para darme las llaves quince días después, con un "pasa cuando quieras". Y yo callo, y acepto siempre las decisiones sin cuestionar, sin quejarme, sin decirte que no deberías jugar asi con gente que te quiere y a la que quieres. Cuando estás, disfruto de tu presencia y hago planes de cómo ir acercándonos, mido palabras y multiplico sonrisas para que estés cómodo. Cuando vuelves a irte, pienso en un futuro donde estarás y las cosas serán más fáciles, mientras me lamo las heridas que tu ausencia reabre inevitablemente. Pero nunca pido, mucho menos exijo. Sé que no puedo. Hace un tiempo que he olvidado cómo se dice "cuídame", incluso "respétame" o "no juegues conmigo", "no me hagas esto". Supongo que prefiero que juegues, que estemos inmersos en este ir y venir, a que estemos definitivamente lejos.
Nos vimos, hablamos por teléfono y volvieron los mensajes a mi móvil. Y de repente, de nuevo el silencio, esta vez sin ni siquiera decir "vuelvo a irme", sin pedir que me retire, sólo silencio súbito, ausencia, distancia que no entiendo. Y has dejado pasar la Navidad sin aparecer una sola vez, sin deseos de anyo nuevo, sin contestar un solo mensaje más.
Si me atreviera, te escribiría y te preguntaría qué ha pasado, si es que de nuevo toca retirada y vuelta a empezar, si hemos vuelto a desandar lo andado -duelen las ampollas en los pies con tanto avance y retroceso-, si tengo que volver a mantenerme a kilómetros, recibida la orden de alejamiento del mes. Pero no quiero oír eso de nuevo, me da miedo la respuesta probable, así que no pido explicaciones, no pregunto, sólo lo dejo estar... y me limito a aparecer de cuando en cuando con un mensaje que no tendrá respuesta, pero que al menos puede llegar a su destino.
Y aquí que no me oyes... aqui sí digo lo que no te diré si contestas, si vuelves a acercarte. Que no te estás portando bien, que juegas conmigo, cielo, que no puedes tener a nadie a expensas de lo que se te pase cada día por la cabeza, un día le dejas que se acerque y al otro le mandas lejos, un día le mandas mensajes carinyosos y al otro todo lo que das es silencio helado, un día premio y otro castigo sin que el agraciado conozca las razones de lo uno ni lo otro. Y sé que tu demonio se llama indecisión, pero cuando entran los demás en el juego tienes que hacer un esfuerzo porque no puedes mantener al de al lado en una permanente cuerda floja, sin saber nunca a qué atenerse, sólo que tiene que confiar en que haya red porque lo mismo le esperas al otro lado del cable con los brazos abiertos que le cortas la cuerda donde apoya el pie. Funambulista agotada y confundida. No es justo. No te estás portando bien, ninyo.
Aunque... un lado de mí, menos enfadado, sabe que en realidad no juegas, cielo, sino que no encuentras la manera. Que intentas hacer bien las cosas y se te tuercen. Que intentas que no haya enfrentamientos y te acabas ausentando como vía de escape. Que estás un poco atrapado, encadenado como la foto que da comienzo al post, entre lo que es, lo que te gustaría que fuera y lo que te da miedo que sea. Esto lo sé, o lo sabe una parte de mí, la misma que hoy en la tienda no ha podido evitar perderse con una sonrisa entre Mircea Eliade, Neil Gaiman, Castaneda o Jodorowsky...
...y he caído. He comprado tu regalo de Reyes, que envolveré y hará companyía a los que te esperan en la estantería para cuando las cosas sean distintas. Que lo serán. Porque podemos jugar al escondite diez anyos, pero en algún momento nos encontraremos.
[La imagen que encabeza el post es una foto de Misha Gordin, de su galería Doubt. Puedes encontrar una muestra de su trabajo AQUÍ]
No voy a hablar de todas las idas y venidas del pasado anyo, las senyales de prohibido y el acercamiento paulatino para volver a poner las senyales. Me centro sólo en los últimos meses, si quieres. Cuando llamaste para darme permiso de nuevo para acercarme, te arrepentiste a las dos semanas, y volviste a clavar los barrotes de la jaula para darme las llaves quince días después, con un "pasa cuando quieras". Y yo callo, y acepto siempre las decisiones sin cuestionar, sin quejarme, sin decirte que no deberías jugar asi con gente que te quiere y a la que quieres. Cuando estás, disfruto de tu presencia y hago planes de cómo ir acercándonos, mido palabras y multiplico sonrisas para que estés cómodo. Cuando vuelves a irte, pienso en un futuro donde estarás y las cosas serán más fáciles, mientras me lamo las heridas que tu ausencia reabre inevitablemente. Pero nunca pido, mucho menos exijo. Sé que no puedo. Hace un tiempo que he olvidado cómo se dice "cuídame", incluso "respétame" o "no juegues conmigo", "no me hagas esto". Supongo que prefiero que juegues, que estemos inmersos en este ir y venir, a que estemos definitivamente lejos.
Nos vimos, hablamos por teléfono y volvieron los mensajes a mi móvil. Y de repente, de nuevo el silencio, esta vez sin ni siquiera decir "vuelvo a irme", sin pedir que me retire, sólo silencio súbito, ausencia, distancia que no entiendo. Y has dejado pasar la Navidad sin aparecer una sola vez, sin deseos de anyo nuevo, sin contestar un solo mensaje más.
Si me atreviera, te escribiría y te preguntaría qué ha pasado, si es que de nuevo toca retirada y vuelta a empezar, si hemos vuelto a desandar lo andado -duelen las ampollas en los pies con tanto avance y retroceso-, si tengo que volver a mantenerme a kilómetros, recibida la orden de alejamiento del mes. Pero no quiero oír eso de nuevo, me da miedo la respuesta probable, así que no pido explicaciones, no pregunto, sólo lo dejo estar... y me limito a aparecer de cuando en cuando con un mensaje que no tendrá respuesta, pero que al menos puede llegar a su destino.
Y aquí que no me oyes... aqui sí digo lo que no te diré si contestas, si vuelves a acercarte. Que no te estás portando bien, que juegas conmigo, cielo, que no puedes tener a nadie a expensas de lo que se te pase cada día por la cabeza, un día le dejas que se acerque y al otro le mandas lejos, un día le mandas mensajes carinyosos y al otro todo lo que das es silencio helado, un día premio y otro castigo sin que el agraciado conozca las razones de lo uno ni lo otro. Y sé que tu demonio se llama indecisión, pero cuando entran los demás en el juego tienes que hacer un esfuerzo porque no puedes mantener al de al lado en una permanente cuerda floja, sin saber nunca a qué atenerse, sólo que tiene que confiar en que haya red porque lo mismo le esperas al otro lado del cable con los brazos abiertos que le cortas la cuerda donde apoya el pie. Funambulista agotada y confundida. No es justo. No te estás portando bien, ninyo.
Aunque... un lado de mí, menos enfadado, sabe que en realidad no juegas, cielo, sino que no encuentras la manera. Que intentas hacer bien las cosas y se te tuercen. Que intentas que no haya enfrentamientos y te acabas ausentando como vía de escape. Que estás un poco atrapado, encadenado como la foto que da comienzo al post, entre lo que es, lo que te gustaría que fuera y lo que te da miedo que sea. Esto lo sé, o lo sabe una parte de mí, la misma que hoy en la tienda no ha podido evitar perderse con una sonrisa entre Mircea Eliade, Neil Gaiman, Castaneda o Jodorowsky...
...y he caído. He comprado tu regalo de Reyes, que envolveré y hará companyía a los que te esperan en la estantería para cuando las cosas sean distintas. Que lo serán. Porque podemos jugar al escondite diez anyos, pero en algún momento nos encontraremos.
[La imagen que encabeza el post es una foto de Misha Gordin, de su galería Doubt. Puedes encontrar una muestra de su trabajo AQUÍ]
20 Susurros:
Ya casi no me acordaba de ese tipo de "juegos", ufff...
Un abrazo suaviiito suavito.
Lo malo es que "encontrarse" es siempre volver a empezar el juego.
Y si intentas ser menos comprensiva? Seguramente tendrá sus razones, pero no sé, creo que la gente se aprovecha de los comprensivos, sinceramente.
Bueno, tú cuídate.
(vale, admito que a mí este tema me toca dentro, y ya estoy cansado de tanto brazo a torcer)
Así que no me lo tengas muy en cuenta.
Yo creo que hay gente que se aprovecha de la vulnerabilidad de la persona enamorada.
Y también creo que hay personas que no saben vivir sin estarlo.
Un abrazo, Gacela.
Si me lo permites la que se va a pasar por el forro lo de sintetizar hoy voy a ser yo.
El problema más grave de la empatía es ese, que al final siempre ponemos al otro por delante de nosotros mismos. Es necesario entender lo que pasa por su cabeza, de hecho es inevitable, porque le conoces y le quieres, pero existe un punto del que no se debe pasar. Un punto en el que su manera de actuar, por mucho que la comprendas, te hace daño una y otra vez, y hay que parar antes de llegar a ese punto. Si no se lo vas a decir, y creo que no lo harás, quizá deberías alejarte tú un poco...
Gacelita, protégete.
Un beso, niña
Suscribo lo dicho por reve al 100%. Gacela, nosotros lo vemos de lejos, estás justificando una conducta dañina. A mí no me parece que refleje la indecisión, refleja el más puro egoísmo. Entiéndeme, no te digo que sea malo, pero dejar que la indecisión, como tú la llamas, le permita hacer daño a los demás, es ser un egoísta de aúpa. Si de verdad de verdad te importa alguien, haces lo que sea por no verle sufrir ¿a que me entiendes?
Es muy fácil hablar desde la distancia como lo hacemos nosotros pero haznos caso. Las relaciones de cualquier tipo que son destructivas -y sabes que esta lo es- no hacen más que erosionar de forma grave pero lenta tu corazón. Yo que tú cortaba por lo sano, aunque me costase arrancarme el alma. ¿Sabías que el alma se regenera?
Un beso.
Desde fuera a mí me parece que sufres innecesariamente y que él no se está portando nada bien... no merece regalos, desde luego que no
La última parte del post es la más sensata, la que de verdad sabe que las cosas no son exactamente como las vive la otra parte.
Que no hacer lo que otro considera lo mejor, no significa que no haga todo lo que pueda o crea mejor, y eso lo sabes, porque también nosotras a veces hacemos las cosas lo mejor que sabemos aunque eso pueda casusar heridas en otros, sin querer ;)
Pero sabes que sigo pensando que sabiendo que todo es cuestión de tiempo, lo que no tiene sentido alguno es seguir pasándolo mal en vano. Sí, la distancia es necesaria, pero sobre todo porque deberías ser tú quien la pusiera para dejar de esperar demasiado, para dejar de tener enormes agujeros que él no volverá a llenar nunca porque ya no le corresponden.
Hazme caso princesa, ya que puedes escucharme y entenderme, intenta hacerme caso y hacer algo bueno por ti.
Deja de castigarte y alimentar el dolor, eso no ayuda a retomar las riendas de tu vida. Y esas riendas son tuyas, EN EXCLUSIVA.
Te quiero mi niña, pero eso ya lo sabes ;)
nadie merece tus lagrimas.. y el que las merezca no te las pedira..
Y vaya manera de hacerse la picha un lío!
Me gusta decir lo que pienso, pero aquí, de lejos, sin que se pongan en contacto caras ni ojos, es tan fácil...
Me ha salido un principio de comentario muy seco, y a mí (que siempre necesito matizar lo que escribo) me parece que incluso agresivo. Espero que tú no lo veas así porque la intención no era ésa, en todo caso, perdón por el tono...
No pasa nada, Glassy, cielo... no lo he sentido agresivo en absoluto.
Me gusta escribir y llevar el blog como lo hago, contando cosas personales que a veces son incluso muy personales. Pero no pierdo de vista, y nadie debería perderlo tampoco, que una historia (y menos una Historia) no cabe en ningún post, ni siquiera en un Blog entero. Que siempre hablaré de trocitos, siempre serán reducciones simplistas por verse comprimidas en cuatro párrafos que quepan en el post. Y que además la manera en que reduzca así o asá dependerá de mi estado de ánimo y de qué cosas entresaco.
Cuento sólo pinceladas que además se interpretan libremente, como debe ser... pero esto no es una foto de lo que fue mi relación de pareja (en absoluto destructiva), tampoco de lo que son mis actuales intentos de reconstruir un vínculo amistoso...
Pero es lo que tiene cualquier Blog. Yo sólo podré recoger en él trocitos, y quien los lea interpretará lo que lee, imaginará lo que no lee y opinará luego con la mejor de las intenciones. Aunque haya mucha Historia que, siempre, queda en el tintero. La mayoría, inevitablemente.
Inevitablemente. Es más, aunque quisieras desarrollar esa historia aquí (y haces bien en no querer) creo que no podrías. Por mucho que se diga de esas cosas siempre se quedan muchos matices en el tintero, lo sé por experiencia (no por haber yo contado nada mío en ningún sitio, sino porque aunque no tengo mucha trayectoria sé que bien que las relaciones son complejísimas, imposibles de poner en palabras).
Luego nosotros venimos y opinamos con lo poco que sabemos, con la mejor voluntad. Y a lo mejor hay suerte y alguna de las frases de una persona dan en el clavo y te hacen pensar... o te ayudan... o lo que sea. Pero nunca será porque haya entendido al cien por cien tu historia, sino por alguna casualidad... :)
Un abrazo.
Es facil echar la culpa a los demás en lugar de mirar dentro y asumir responsabilidades
Casi tanto como juzgar al otro desde el anonimato, verdad?
Ei, he podido dormiiiiir. Será que me desaste dulces sueños? Joé, quién sabe? ¿Podrías desearme así como el que no quiere la cosa una quiniela de 14?
:P
Comprendo perfectamente esa necesidad irremediable de disculpar escapadas, cobardias, ojos que miran y no ven... pero piensa por un momento en que toda esa capacidad de pensar en la otra persona, de disculparle y entender sus circustancias tambien la ha de tener la otra parte, eso le hace egoista por necesidad.
Te entiendo perfectamente no te creas...se fuerte.
Yo también soy el único animal que tropieza 250000 veces con la misma piedra.
Todos los besos
Ningún juicio. Ninguno
A ver pordios... recogida de firmas popular para que esta muchacha mandé al gachó a tomar por c**o de una p**a vez.
¡Pero mujerdemivida! ¡que ha pasado otro año! cásate conmigo y tengamos mil camaleoncitos coñoyahombrepordios... ¡qué afán de sufrir!
¡Madre mía Nepo! ¿y no podría usted dejarse de camaleoncitos fumetas y heavies y tener niños lloricas, mocosos y estúpidos como todo el mundo?.
Gacela, me gustó tu contestación al usuario anónimo, y como tú bien dices la historia que hay detrás solo la sabes tú, y solo tú debes sopesarla, nosotros apenas tenemos un pequeño trazo con tus letras. Simplemente piensa en ti, niña, piensa en ti.
Un beso.
Querida niña,
Si te hace daño, ¡no lo justifiques!!..
Sé fuerte, y hazte querer.
No esperes eternamente a qué se decida, plantéale tu la decisión! con cariño, pero con seguridad.
Las personas tan inseguras e indecisas buscan muchas veces en los otros precisamente eso.
Querida Gacela, una persona con tanta sensibilidad como la tuya no se merece esto.
Publicar un comentario
<< Home