Neutralidad mal resuelta
La gente toma decisiones, todos lo hacemos, y lo que decidimos influye en nuestro entorno. Podemos agarrarnos a una supuesta Neutralidad con mayúsculas, pero no hay posición más difícil -y muchas veces, no hay posición más falsa-. Como en las leyes de la robótica de Asimov, uno puede permitir que a otro le danyen por acción u omisión, y si lo permites en aras de una supuesta neutralidad, en realidad estás tomando partido, y lo estás haciendo por el verdugo. Callar ante un ataque te vuelve cómplice del mismo. Puedes hacerlo, porque no deja de ser una más de las decisiones que tenemos derecho a tomar, pero no sería justo que siguieras alardeando de tu neutralidad cuando, de hecho, sí has tomado partido. Aunque nadie venga a pedirte que rindas cuentas por ello. Sólo lo sabe, y deberías saberlo tú también.
He metido en una cesta todos estos días. Ha habido lágrimas, a pesar de que intenté cenyir la armadura todo lo posible -pero tal vez los golpes vinieron de donde no los esperaba, de aquellos que conocían los huecos de la cota de malla-. Ha habido risas también, risas a ciegas de las que no preguntan porque saben que las respuestas hieren, y eligen -de nuevo decisiones- no pedirle peras al olmo y disfrutar de lo que hay, sin preguntarse por qué es tan poco.
Y seguramente lo que llena la cesta serían las decepciones. Porque aunque una sabe que no debería esperar nada, no lo consigue del todo. Porque aunque una respeta las decisiones tomadas, no las entiende, y se clavan dentro. Porque en algún caso, la deslealtad es sangrante. Yo también me vi en medio, y nunca dejé de defender lo que consideré justo, aunque me costara meses de silencios. Y no me arrepiento, sólo constato lo distintos que somos.
Me hablan de neutralidad y aflora una sonrisa amarga. En su casa, neutralidad. Diez horas frente a setenta y dos, neutralidad. Ceguera voluntaria que no distingue verdugos de víctimas, neutralidad. Silencio cómplice, lo llamaría yo. Quien calla otorga. Acción u omisión.
Pero la gente toma sus decisiones, y no seré yo quien pida explicaciones. No me atrevo, no siento que tenga derecho. Tal vez la próxima vez que me llames para contarme tus penas durante hora y media, debería recordarte las decisiones que tomaste, que no son en balde, que hacen danyo, que deberían tener consecuencias. Pero me conozco, y dudo que lo haga.
Eso sí... mejor no me hables de neutralidad. No podré evitar sonreír. Y pasarte algo de Asimov que leer.
He metido en una cesta todos estos días. Ha habido lágrimas, a pesar de que intenté cenyir la armadura todo lo posible -pero tal vez los golpes vinieron de donde no los esperaba, de aquellos que conocían los huecos de la cota de malla-. Ha habido risas también, risas a ciegas de las que no preguntan porque saben que las respuestas hieren, y eligen -de nuevo decisiones- no pedirle peras al olmo y disfrutar de lo que hay, sin preguntarse por qué es tan poco.
Y seguramente lo que llena la cesta serían las decepciones. Porque aunque una sabe que no debería esperar nada, no lo consigue del todo. Porque aunque una respeta las decisiones tomadas, no las entiende, y se clavan dentro. Porque en algún caso, la deslealtad es sangrante. Yo también me vi en medio, y nunca dejé de defender lo que consideré justo, aunque me costara meses de silencios. Y no me arrepiento, sólo constato lo distintos que somos.
Me hablan de neutralidad y aflora una sonrisa amarga. En su casa, neutralidad. Diez horas frente a setenta y dos, neutralidad. Ceguera voluntaria que no distingue verdugos de víctimas, neutralidad. Silencio cómplice, lo llamaría yo. Quien calla otorga. Acción u omisión.
Pero la gente toma sus decisiones, y no seré yo quien pida explicaciones. No me atrevo, no siento que tenga derecho. Tal vez la próxima vez que me llames para contarme tus penas durante hora y media, debería recordarte las decisiones que tomaste, que no son en balde, que hacen danyo, que deberían tener consecuencias. Pero me conozco, y dudo que lo haga.
Eso sí... mejor no me hables de neutralidad. No podré evitar sonreír. Y pasarte algo de Asimov que leer.
13 Susurros:
La neutralidad..., a veces tan necesaria, a veces tan peligrosa.
En ocasiones, una buena compañera de viaje. En otras, una embustera.
Yo soy de los que pienso como tú, entiendo la neutralidad cuando uno no es testigo, cuanod no sabe nada del tema... pero cuando uno está presente, cuando se le pide ayuda como forma de opinión, cuando es el miedo o la inseguridad las que los hace esconderse en la barrera... me llega a poner muy nervioso, porque sé, que dentro de su cabeza, hay una opinión, y si no la dicen es por no querer contradecir a nadie, por no meterse en el ajo. Lo cual, al igual que tú respeto, pero no deja de, en según qué casos, parecerme injusto...
En fin, cuántas veces me habré declarado yo neutral sabiendo, de antemano, que pensaba respecto al tema...
Como tú dices, no es condenable, pero a veces molesto.
La única neutralidad es cuando no estás. Siempre tratas de inclinar el fiel para tu lado. Todos tomamos partido aunque no nos demos cuenta.
Y hablando de otra cosa. No se que hay en la cesta que llevas, pero adivino por tus palabras que te pesa demasiado. Es un lastre. Aligérala o abandonala. Sin armadura y sin cesta llegar más deprisa a tu destino será más sencillo.
¿Cual? Quien sabe... Cuanto antes llegues, antes lo sabrás.
Chao
Proyectas un alma muy, muy sensible.
Un atento y cordial saludo,
A_A
Opino igual que Terminus. Llevas demasiado peso y en cuanto te descuidas un poco te hundes. (Menuda metáfora, ¿eh?).
Suelta lastre (o aprende a hacerlo), y vivirás más feliz.
Ayer me lo pasé genial Gacela, ya sabes la próxima en Toledo. Gracias
Nunca lo había visto de esa manera, :-( . Otro trauma al saco, mieddda.
Besos!
Estoy contigo en el tema de la neutralidad. Es un problema muy típico de hoy en día: queremos ser tan "neutros", "mojarnos tan poco en nada" (porque todo es relativo), "no implicarnos no sea que nos afecte" que al final nos volvemos en seres nada empáticos y por tanto insensibles. Yo apuesto por "mojarme" siempre que llego a enterarme de lo que pasa, aunque a mí no me afecte personalmente.
En otro orden de cosas: Ser "neutro" cuando estás siendo atacado es o claramente suicida (te pones de parte del verdugo), o si no lo es es puro "arte de la guerra" (Sun Tzu)... que habla bastante de esos temas.
Yo no puedo ser neutral. Es contrario a mi naturaleza.
Al final siempre es imposible no esperar nada, nos queda aprender a saber qué esperar, aunque sea a base de decepciones
Supongo que en cierto modo es imposible ser neutral... porque no actuar ya es una forma de interferir...
Pero ojo al intervenir, el efecto mariposa puede ser demoledor...
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
G.Celaya
¡Sí señora, estoy contigo!
¡hasta mancharse!
No conozco a nadie que sea neutral por mucho que lo venda como tal. Siempre uno toma partido por un lado.
De hecho no me fio de la gente que no se moja y toma partido ante las cosas que pasan.
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