Mudanza
Como había empezado a contar en mi anterior post-melodrama, en unos quince días me cambio de casa. Digo adiós a las goteras perennes, al sofá cama eternamente abierto, a la cocina en una pared del salón, a la grieta en la pintura, al telefonillo para todos, a las escaleras del demonio.
Y me marcho a otro piso algo más grande (lo que no es difícil teniendo en cuenta el miniestudio en que he estado estos tres últimos anyos), con las paredes color pastel de las que hablaba hace mucho tiempo, cuando pensaba que las cosas serían distintas y que ésta sería una casa compartida con alguien que hoy está cerca, pero de otra manera. Y me intento dejar contagiar por la ilusión de quien hoy sí me acompanya, que tendrá en casa un cepillo de dientes y un cajón con algo de su ropa, para que sepa que es bien recibido en las noches que decida sustituir al peluche al que abrazo en la cama.
Hoy hemos subido a ver cómo habían dejado los pintores las paredes y el techo, y a hacernos una idea de los muebles... el sofá irá aquí, aquí cabe una estantería, aquí puedes poner la cómoda, y tender por esta ventana.
Luego hemos dado una vuelta por el barrio, manzana arriba, manzana abajo, por aquello de localizar supermercado cercano, frutería, farmacia, tiendas variadas... y a menos de cinco minutos de la casa están la Iglesia Adventista del Séptimo Día y un Convento de las Carmelitas Descalzas, viva y bravo. Sólo me falta una sinagoga y una mezquita en la misma manzana, y seguro que, otra cosa no, pero al menos mi alma estará salvada.
Y me marcho a otro piso algo más grande (lo que no es difícil teniendo en cuenta el miniestudio en que he estado estos tres últimos anyos), con las paredes color pastel de las que hablaba hace mucho tiempo, cuando pensaba que las cosas serían distintas y que ésta sería una casa compartida con alguien que hoy está cerca, pero de otra manera. Y me intento dejar contagiar por la ilusión de quien hoy sí me acompanya, que tendrá en casa un cepillo de dientes y un cajón con algo de su ropa, para que sepa que es bien recibido en las noches que decida sustituir al peluche al que abrazo en la cama.
Hoy hemos subido a ver cómo habían dejado los pintores las paredes y el techo, y a hacernos una idea de los muebles... el sofá irá aquí, aquí cabe una estantería, aquí puedes poner la cómoda, y tender por esta ventana.
Luego hemos dado una vuelta por el barrio, manzana arriba, manzana abajo, por aquello de localizar supermercado cercano, frutería, farmacia, tiendas variadas... y a menos de cinco minutos de la casa están la Iglesia Adventista del Séptimo Día y un Convento de las Carmelitas Descalzas, viva y bravo. Sólo me falta una sinagoga y una mezquita en la misma manzana, y seguro que, otra cosa no, pero al menos mi alma estará salvada.
11 Susurros:
Qué ilusión, compartir tu rinconcito, hacerlo especial! :)
Oye, y las carmelitas hacen repostería? Porque así al menos tienes a cinco minutos unos grandes desayunos de domingo... (y si no, a localizar la panadería!)
Mezquita, ni idea, pero cuando quieras te enseño una sinagoga cerca, que la hay.
felicitacion por el blog...
www.asuntodecrustaceos.blogspot.com
saludos
daro
argentina
Mudanzas... uff. Llevo tres en un año, lo que me ha servido para concienciarme de las ventajas del sedentarismo.
De eso, y de que los bienes materiales no solamente empobrecen el alma... encima pesan, estorban, se pierden, se rompen...
Que te sea leve, y suerte.
Un abrazo.
Y qué ilusión da comenzar de nuevo. En cuanto a lo del salvamento de tu alma... no te fies, a veces vivir tan cerca de Dios sirve para que nos condene aún más (si cabe)
Pues aquí otra en plena mudanza, aunque a 3 horas de coche de mi casa actual a la nueva, lo que implica muuucho coche y muuuchos viajes para llevar todas mis cosas.
En fin! casa nueva, vida nueva! como dices, si los cambios son a mejor hay que recibirlos con una sonrisa en la cara!
Besos.
Me alegro MUCHO por ti, Gacelita, en serio.
Un abrazo.
Subimos y bajamos con una facilidad asombrosa, verdad? (y no, no me refiero a las escaleras del demonio)
Qué ilusión, es increíble las cosas que lleva detrás algo tan bobo como una casa nueva, me alegro muchísimo...
(Ahora tendrás ala Sur, ala Norte, ala Este y ala Oeste...)
No sé yo, lo mismo con tanta competencia espiritual te condenas por comparación.
de aqui.... ¡¡al cielo!!
En lo de las adventistas viene bien ... para descubrir lo afortunada que eres por no frecuentar esos "garitos"
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