Postales IV: Marrakech & Essaouira
A contraluz en la Medersa Ben Youssef, la antigua Escuela Coránica
Fue en el anyo 96 cuando conocí a la Dama Roja del Desierto: Marrakech. Me redescubrí en esa ciudad como mujer, me sentí femenina por primera vez en mi vida y disfruté muchísimo de la estancia, entonces acompanyada de mi madre.
Volví al anyo siguiente y otra vez más en el 98, y después tardaría anyos en volver a bajar hasta allí. No fue hasta el 2003 cuando la reencontré, yo más mujer y ella más acogedora si cabe, murallas de adobe doradas por el sol rojizo al atardecer. Se la ensenyé a quien entonces era mi pareja y la recorrimos juntos, descubriendo sus rincones.
Y de nuevo, como ayer y antes de ayer, los regateos con los taxistas, los paseos entre sudores, las callejuelas estrechas y laberínticas que esconden pequenyos tesoros... La plaza de la Djemaa El-Fna, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con su gente arremolinada en torno a contadores de historias, gnaouas bailando, encantadores de serpientes, boticarios, dentistas... todo en la plaza, cercada por los vendedores de zumos de naranja -deliciosos y muy refrescantes!-.
[Por supuesto, las fotos no hacen justicia porque, decididamente, soy una fotógrafa nefasta -y esta vez quería poner mis propias fotos-. Teniendo en cuenta las que he tenido que deshechar porque salían mis dedos en la foto... las imágenes de este post son sólo una pequenya muestra de lo que encuentras en Marrakech y Essaouira, pero hay mucho más, tanto más...]
Volví al anyo siguiente y otra vez más en el 98, y después tardaría anyos en volver a bajar hasta allí. No fue hasta el 2003 cuando la reencontré, yo más mujer y ella más acogedora si cabe, murallas de adobe doradas por el sol rojizo al atardecer. Se la ensenyé a quien entonces era mi pareja y la recorrimos juntos, descubriendo sus rincones.
Pabellón de La Menara
Y de nuevo, como ayer y antes de ayer, los regateos con los taxistas, los paseos entre sudores, las callejuelas estrechas y laberínticas que esconden pequenyos tesoros... La plaza de la Djemaa El-Fna, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con su gente arremolinada en torno a contadores de historias, gnaouas bailando, encantadores de serpientes, boticarios, dentistas... todo en la plaza, cercada por los vendedores de zumos de naranja -deliciosos y muy refrescantes!-.
Cactus en el Jardin Majorelle, propiedad de Yves Saint Laurent pero, por suerte, abierto al público
Gaviotas revoloteando por Essaouira
Minarete de La Koutoubia
[Por supuesto, las fotos no hacen justicia porque, decididamente, soy una fotógrafa nefasta -y esta vez quería poner mis propias fotos-. Teniendo en cuenta las que he tenido que deshechar porque salían mis dedos en la foto... las imágenes de este post son sólo una pequenya muestra de lo que encuentras en Marrakech y Essaouira, pero hay mucho más, tanto más...]
3 Susurros:
Por si te apetece revivir el viaje desde casa.
Mks.
Que bonitas las fotos, un día me gustaría visitar todo aquello.
Besos
Hace tiempo que quiero contarte que yo también estuve en el '98, que caí rendida ante el embrujo del barullo de ruidos y olores de la plaza Djemaa El-Fna, nunca olvidaré verla en su totalidad bebiendo un té de menta desde la terraza de "El Glaciar" (creo recordar que ese es el nombre), justo a las 18h, antes de que las escasas luces iluminen a los encantadores de serpientes, a los vendedores de agua... En el zoco regateé por una mochila de piel de cabra peluda, que todavía me acompaña siempre que marcho lejos de casa, y guardo en un tarro de cristal la arena salmón que recogí en una botella de plástico a las faldas de la gran duna a las puertas del Sahara.
Siempre pienso que volveré a Marrakech cualquier fin de semana, que volveré a refrescarme con un té de menta, volveré... o quizás ya lo haya hecho después de leerte.
^_´... Ö_Ö
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