Navidad, una vez más

Y ya estamos otra vez. ¿No parece que el tiempo pasa cada vez más rápido? Cuando somos pequenyos -o por lo menos a mí me pasaba-, las vacaciones de verano parecían interminables, no te digo ya un curso entero, un anyo. Y ahora el verano pasa como una exhalación y los anyos vienen y van no tanto como rápido-rápido, pero desde luego mucho más rápido que antes.

Así que ya estamos otra vez a medio camino de las fiestas navidenyas. Como ya he contado otros anyos, parte de la situación se ha repetido: mi hermano negándose a venir a las comidas y cenas familiares y mi tía casi huyendo del país desde antes de Nochebuena hasta después de Reyes, ella sí que sabe... esta vez a la República Dominicana.

Los que nos quedamos -pocos, mi familia es chiquita-, nos reunimos en casa de mi abuela a pasar la Nochebuena y la Navidad. Ese día, acompanyados también por una amiga de mi abuela que no tiene familia y que come con nosotros, hacemos también la entrega de regalos. Y, como siempre, lo mejor de la noche del 24 y del día 25 es ver a mi prima disfrutando como cuando era chiquita, aunque ahora ya tenga sus... ¿son 22 ya? anyos. ¡Y es que te hace crecer el espíritu navidenyo de donde no lo hay!

Ahora, superada la fase uno, queda despedir el anyo (esto ya con la familia de mi chico) y entrar con buen pie en el 2010. Y mira que no me gusta hacer propósitos, que creo que a veces es mejor simplemente caminar sin sentarte demasiado a pensar, porque al sentarte puedes encontrar la silla demasiado cómoda y ya no levantarte. Y en mí sé que lo importante es caminar, aunque a veces no tenga el rumbo bien fijado. Pero aún así... hay cosas que sé, no ya de qué he conseguido este anyo, pero sí de lo que me gustaría conseguir el que viene. Aunque sea hablar por hablar, aunque luego sé que me desvío del camino y que lo que me importa es seguir andando, seguir en pie.

Sé que querría aprovechar mejor el tiempo, leer más, por ejemplo, que es algo que me apasiona y me transporta a otros mundos, otras vidas, pero para lo que no encuentro todo el tiempo que quisiera. Querría ponerme al día con series que tengo pendientes, además de la lectura. Querría escribir más, tanto aquí como en el foro donde lo hago. Y más aún. Seguir disfrutando de la companyía del ninyo de ojos sonrientes, seguir siendo capaz de hacerle sonreír más aún, y disfrutar de las sonrisas que él a su vez me regala. Querría también estar más pendiente de mi hermano y de mi prima, personas a las que quiero muchísimo pero que, dejada que soy yo, dejados que son ellos, a veces acaba pasando demasiado tiempo sin que hablemos, sin que nos veamos. Y también querría ver más a esas otras personas que hacen que en su companyía me sienta como en casa, libre, sin máscaras que con ellos se vuelven innecesarias porque ya me conocen y me quieren como soy, y además bien que se encargan de demostrármelo para que no se me olvide. Creo que organizándome mejor -y posiblemente, robándole tiempo al suenyo que demasiadas veces me atenaza hasta el mediodía-, podría hacerlo sin problemas.

Más, hay más. Querría ser más social, no sólo estando pendiente de la gente que ya conozco sino también estando más abierta a los desconocidos. Bueno, más aún, en general me gustaría estar más abierta a lo desconocido, sean situaciones o personas. Sé que me cierro, que las situaciones nuevas las evito porque me paralizan... y seguro que hay cosas que me pierdo por eso. También querría recuperar algunas costumbres antiguas, y mantener otras, que tengo un pequenyo miedo de que puedan perderse este anyo. Recuperar los momentos cada vez más escasos por el Parque del Retiro, mi lugar favorito de la ciudad. Y mantener las comidas de los viernes con quien fue (y, en un sentido diferente, sigue siendo) una de las personas más importantes de mi vida.

Y tal vez peque de ambiciosa pero hay alguna cosa más. En febrero llevaré un anyo seguido trabajando sin tener que estar de baja por las vueltas de más que da mi cabecita loca. Espero que pueda cumplir ese anyo y el resto de 2010 trabajando. Y, en la misma línea, si ahora llevo un anyo y medio sin que esa misma cabecita loca que tengo encima de los hombros se me desmadre del todo, sin tener que ponerme en manos de otros que me cuiden porque yo me vuelvo incapaz de hacerlo... espero que en el próximo fin de anyo pueda hablar de dos anyos y medio sin ingresos, sin cabezas absolutamente desmadejadas, sin ojos y mente perdidos.

En fin, poco más para acabar el anyo. Pasad unas fiestas agradables, disfrutad, y que vuestros deseos para el próximo anyo se vayan haciendo realidad, aunque sea con esfuerzo. Gracias por acompanyarme estos días, por haberme acompanyado durante 2009, y si os parece, nos seguimos leyendo en el 2010...

Manos atrapadas

Parece que cuando no es una cosa, es otra. Ninguna demasiado grande, ninguna incontrolable, pero todas ellas cosas que van mermándote día a día, piedrecillas en el camino con las que es más fácil tropezar.

Tengo las manos atrapadas, como ésta de la escultura de la foto. Sin diagnóstico aún claro -cuando ayer estuve en urgencias, dos médicas sacaban diagnósticos y se los rebatían la una a la otra-, pero todo enrojecidas, con burbujitas que se vuelven escamas o heridas que exudan un liquidillo, en algunas se forma pus, pican más que horrores y sólo ahora, con una crema con fuerte dosis de corticoides, además de un antihistamínico por vía oral, y las manos embutidas en crema (ahora mismo, sólo vaselina) y en guantes blancos de farmacia, puedo respirar un poco mejor.

Y aunque sé que no es gran cosa, y que seguramente tenga solución en breve (manyana vuelven a verme a ver cómo sigue evolucionando), no poder contar con algo tan básico como mis dos manos, casi acaba por desquiciarme estos últimos días. Manos atrapadas, manos inservibles, y ya mi cabeza loca pensando cosas surrealistas.

Pero bueno, espero empezar la remontada, y que sea esto dermatitis atópica, eczema dishidrótico o psoriasis no-sé-cómo... se vaya volviendo más tratable y las manos vuelvan a serme funcionales, sin dolerme ni picarme de esta manera. Para poder sacarlas de su funda, de esa inmovilidad que sale en la fotografía.

[La foto que encabeza el post es de la galeria que Juliano Pavan tiene en Flickr, y a la que puedes acceder haciendo click en su nombre. Según él mismo cuenta, es una escultura del escultor chileno Mario Irrarazábal hecha en 1981; en la que el dedo índice mide unos dos metros. Se encuentra en Punta del Este (Uruguay).]