No desaparecí esa noche (pero un poco sí)
Mis manos pueden parecer dañadas, monstruosas, solo tocando un par de ajustes en la fotografía.
Con mi cabeza, mi mente, mi dolor, mi daño, mi tristeza, mi desesperanza, las violencias recibidas, mi locura, mi vacío, mi rendición, mi sufrimiento, mi soledad, mis voces, mis juicios, mi quiebra... con mi Yo, en definitiva, no hay juegos de luces y texturas que pueda hacer, nada que pueda ajustar para que no sean, de hecho, incompatibles con una vida que valga la pena (ya no digamos la alegría) ser vivida. Una que fuera más allá de la mera supervivencia. Esta, la mía, de momento llega ahí con dificultad, hasta que ni siquiera cumplamos ese mínimo.
He odiado esta noche que me ha recordado cada uno de sus minutos de insomnio todas las demasiadas veces que me dijeron monstruo, manipuladora, mira lo que nos has hecho, está llorando por tu culpa, mira cómo has puesto a X, lo que le has hecho hacer, es tu culpa, por tu culpa, cómo has podido, culpa-culpa-culpa.
Se me repite dentro cada juicio, insulto, abandono, violencia, promesa hueca. Se me repite cada noche como esta que ya fue. Tantas, demasiadas, más que tantas, más que demasiadas, tantas más que demasiadas.
He odiado esta noche.
Me he odiado esta noche.
He odiado a unos cuantos también esta noche.
Ojalá más pronto que tarde se me regale robarme el resto de las noches, y los días, y el aire, y la vida. Tiene un precio, un coste demasiado alto en todos los sentidos, y no querría seguir pagándolo mucho más tiempo.
Qué ha pasado esta noche. Qué ha pasado.
Etiquetas: ¡Grita!, Personal e intransferible, Y la que faltaba: la CULPA