Siete anyos (y cinco días)
Siete anyos. Siete anyos y un día. Siete anyos y dos. Y tres. Y cuatro, y cinco. Eso es hoy. Siete anyos (y cinco días), que no es una condena de la que el preso quiere escapar, sino el tiempo que llevo compartiendo momentos contigo, compartiendo sonrisas, besos y caricias, lágrimas y angustias, luchas y batallas...
¿Lo hubieras pensado tú al conocerme, al leerme primero, al oír mi voz al otro lado del teléfono, al contestar aquel mensaje al móvil un diez de febrero, siete anyos (y cinco días) atrás? ¿Te hubieras creído que siete anyos (y cinco días) después seguiríamos embarcados en la misma nave, seguiríamos creciendo juntos, disfrutando de sabernos cerca, sorprendiéndonos y regalándonos sonrisas y más?
Yo a veces aún me froto los ojos. Porque no es fácil de creer la suerte de haberte conocido, la cantidad de coincidencias que tuvieron que darse para que fueras precisamente tú al otro lado del teclado, que ambos nos paráramos a leer las mismas letras y después nos juntáramos en la misma sala de IRC (qué tiempos), y que luego decidiéramos dar el paso de ponernos ojos y voz y rostro más allá de la pantalla, y más luego todavía, un diez de febrero de allá a lo lejos, siete anyos (y cinco días) atrás en el tiempo, yo estuviera en el trabajo pensando en ti y te mandara un mensaje queriendo saber a qué hora salías, queriendo acercarme a ti, queriendo conocerte más... y tú respondieras el mensaje, y de ahí hasta aquí, siete anyos (y cinco días) después.
Eso son un buen punyado de momentos juntos. De lugares que he descubierto de tu mano, Asturias, Atenas, gargantas en el Valle del Jerte o una cueva con un secreto escondido en Lanzarote. Lugares que yo he compartido contigo, mi rincón favorito de El Retiro, la plaza de la Djemaa en Marrakech o la Gruta del Águila cerca de Arenas de San Pedro. Comidas y cenas en el que hoy es mi restaurante preferido y que descubrí gracias a ti, aunque quiera ir tantas veces que vayas a acabar por aborrecerlo. Camisetas frikis -una para ti, una para mí y suma y sigue-, juegos de tablero, películas de superhéroes y comedias románticas. Libros de Philip K. Dick que tú has leído porque yo te abrí la puerta, batallas en Desembarco del Rey a las que me he asomado yo después de conocerte (¡y de mucho insistirme!).
Son siete anyos (y cinco días) viéndome un poco a través de tus ojos, redescubriéndome por tu mirada, reaprendiendo que soy valiosa aunque a veces me cueste creerlo.
¿Y sabes una cosa de estos siete anyos (y cinco días)? Que, a pesar de lo mucho que me han llenado, a pesar de lo que he aprendido, compartido, disfrutado, crecido... en todo este tiempo junto a ti, a pesar de lo mucho que me ha aportado conocerte, quererte, tenerte aquí cerquita... me sabe a poco. No me basta. Quiero muchos más días a tu lado, más semanas, más meses... creciendo cerca de ti, descubriendo lugares contigo, despertándome a tu lado y durmiéndome envuelta en tu olor. Así que no hagas caso del despertador, ya sabes que yo por las manyanas me resisto a levantarme y este suenyo compartido contigo quiero que dure todavía muchas hojas del calendario. Siete anyos y cinco días... y seis... y siete... y ocho... y hasta que nos olvidemos de contar, en dos mecedoras una al lado de otra, con un gato frotándose entre nuestras piernas, dentro de mucho, mucho, mucho tiempo...
¿Hace?