Esa gente que presume
Esa gente que se cree la más solidaria del planeta, que presume de ello, pero que a la que abre la boca llena el silencio con prejuicios discriminatorios, hirientes y estigmatizantes.
Esa gente que habla desde la ignorancia pero también presume, cómo no, de lo mucho que ha leído, de leer a los grandes, no rebajarse con libros con los que tú disfrutas pero que para ellos son fast-food literaria (y el "literaria" te lo dicen casi a reganyadientes). Que tienen en sus manos la formación de las nuevas generaciones y te preguntas si les transmitirán también sus sacos de prejuicios, su prepotencia, su manera de situarse cómodamente en un nivel superior al de los demás y hablarte desde allí, por encima del hombro.
Esa gente que dirige el discurso de los que le rodean, que consigue parecer la víctima cuando es ella la que está atacando a todo un colectivo (al que no sabe que perteneces). Que llegan a presumir de no decir las cosas a la cara sin llamarse por ello cobardes.
Esa gente que presume, también, de saberse libre de ciertos problemas que en realidad está probado que afectarán a un cuarto por cierto de la población espanyola, y de los que nadie está libre de caer en algún momento de su vida. Pero esa gente no, esa gente se cree por encima de ello, porque los enfermos siempre son otros, nunca ellos ni sus seres queridos. Y por eso, con esos otros, con esos enfermos -que no tienen una enfermedad sino que son enfermos, grabado a fuego en su carne por siempre jamás-, lo mejor que podemos hacer -siempre en palabras de esa gente-, es aislarlos, condenarlos a un encierro perpetuo, lejos, fuera, que no molesten, que no se mezclen en las vidas de las personas normales, que los aparten de su vista porque dan (¿damos?) miedo, traen angustia, preocupaciones, son (somos) tan peligrosos, tan impredecibles, tan mentirosos, tan, tan, tan...
Esa gente que después de soltar esas perlas, esos ataques injustificados, esos diagnósticos / etiquetas / insultos en sus bocas sucias (a veces hacia gente que ni siquiera conocen)... se queda tan ancha y vuelve a regodearse en lo solidaria que es, presumiendo de su generosidad, de su altruismo, de su dedicación a los demás.
Esa gente que presume de ser mejor que otros... y es que no, de verdad, que ni de lejos.