Día D, hora H
Pon una chincheta en el calendario marcando el día. Supera la parálisis que te provocan esos nervios exacerbados que tan bien conoces y recopila informes, papeles, recomendaciones médicas, todo un historial. ¿Desde cuánto tiempo atrás? No sé, tú ve buscando, ordena cronológicamente y luego ya veremos cuándo paramos.
Dudas si te creerán, si te conocerán en unos pocos minutos y leyendo los informes que aportes. Dudas si te tildarán de quejica sin motivos, de aprovechada del sistema, de vaga redomada. A veces tú misma tienes estas dudas cuando te miras al espejo.
Pero luego escuchas otras voces en tu cabeza. Los derechos que tienes y que puedes reclamar. Los riesgos para tu salud que es mejor no correr, no seguir corriendo. El apoyo de algunos amigos, incluso con dudas pero apoyándote en tu decisión. La enfermera que te pincha cada tres semanas diciéndote adelante.
Esta chincheta, esta hoja del calendario no es la valoración definitiva, será un primer acercamiento, un primer ensayo. Si tienen ojos y oídos cerrados, si no miran / no escuchan, si no entienden... volveremos a la carga mejor pertrechados, defenderemos la posición, los derechos que me he ganado reclamar.
Y como me conozco, sé que de aquí al día D, hora H, habrá angustias, noches difíciles poniéndome a prueba, días desperdiciados en la cama con la culpabilidad reconcomiéndome. Pero el calendario seguirá adelante. 9 de junio, allá vamos.